De Madrid a Toledo
hay doce leguas;
el galán que las ande
no dormirá en ellas.

En un tiempo donde los mapas se dibujaban con la tinta de los sueños y los relatos de lejanas tierras, un hombre de Ceuta, Al-Idrīsī, se erigió como el primer geógrafo árabe en trazar la piel de la península en su total desnudez, sin las sombras de la ignorancia que habían oscurecido a sus antecesores. Al servicio de reyes, Roger II de Sicilia y su hijo Guillermo escribió:

“Deseo tener una descripción de la tierra basada en observaciones directas y no en obras escritas. En consecuencia seleccionaron a varias persona honestas, agudas e inteligentes y los enviaron a viajar por Oriente y Occidente, por el Sur y por el Norte”


Al-Idrīsī se adentró en un laberinto de rigurosas exploraciones, comandando a hombres de mirada afilada y palabra honesta, quienes, como pinceles humanos, pintaron las tierras desde Oriente a Occidente, del Norte al Sur, con la fidelidad de quienes ven más allá de los meros contornos.

"De Toledo al Yabal UrtaK (¿?) hay doce millas, a la alquería de S.n.h (¿?) hay doce millas, a M.tal hay veinte millas, a Arbana hay veinte millas, de Arbana a Sakubya (Segovia) hay seis millas, de Sakubya a Q.s.rit hay una etapa, al Munt (Monte) de T.wà hay una etapa, a Burgus hay una etapa. De Toledo a Sant Yaquh (Santiago) hay nueve etapas."

Entre sus páginas se dibuja la ruta de Toledo, la Tulaytulah de los recuerdos, a Burgos, un camino serpentino que serpentea por tierras recién reclamadas por Castilla y León. Al-Idrīsī, en palabras traducidas por Jassim Abid Mizal, nos conduce en una danza de millas y etapas: desde el misterioso Yabal UrtaK hasta la enigmática alquería de S.n.h, a través de M.tal y Arbana, con paradas en Sakubya y Q.s.rit, y finalmente hacia el Monte de T.wà y Burgos. Un camino de nueve etapas, el MAIOREM CARRERAM (el camino principal), huella de un tiempo anterior al siglo XI, antes de que Madrid, entonces una humilde alquería árabe, despertara del sueño de la historia.

Corría el año 2013 cuando nos lanzamos a redescubrir un sendero que, oculto en la bruma de los tiempos, nos susurraba historias del siglo XII, basadas en crónicas de viajeros del XI. En aquel entonces, la medida de la MILLA RASSASI, un eco del antiguo Egipto, marcaba nuestro paso, tres de ellas conformando lo que luego sería la legua castellana. Siguiendo las huellas de Al-Idrīsī, en la milla 24 de nuestro camino de Toledo a Burgos,  se encontraría una alquería que los traductores denominan S.N.H, puesto que hay que entender ciertas generalidades como que el árabe utiliza un alfabeto de 28 letras, cada uno de los cuales corresponden a un sonido. Es más, las orígenes de este alfabeto son las mismas que los del alfabeto latino (y del hebreo, griego, cirilico etc... vamos de todos los alfabetos actualmente en uso en Europa, y todos los demás continentes salvo el suroeste asiático): todos vienen del alfabeto Fenicio. Ahora el alfabeto latino y el árabe han evolucionado independientemente durante muchos siglos, por lo que la mayoría de letras no se parecen nada de nada entre sí a primera vista, pero algunos sí que son similares, por ejemplo el "l". Algunas de las 28 letras en el alfabeto árabe son idénticas entre sí, solo distinguibles por uno o dos puntitos por debajo o por encima de las letras. (llamados puntos diacríticos). Algunas de las letras cambian de forma según su posición en la palabra (si es aislada, inicial, mediana o final => cuatro posibilidades; pero afortunadamente solo pocas letras son totalmente diferentes en los cuatro posiciones). La escritura árabe se escribe DE DERECHA HACIA IZQUIERDA, o sea al revés de lo nuestro ¡esto es muy importante!. No se escriben las vocales cortas, únicamente las consonantes y las vocales largas. Esto puede parecer raro, pero pensemos en los mensajes de mobil que escribimos hoy en día, por ej. "vms" en vez de "vamos", perfectamente entendible; solo que require que el/la que lee la palabra la conoce (que a su vez es lo normal en un contexto "estándar" del uso). Por lo que no sería descabellado pensar que la alquería de marras podría ser nuestro SerraNielloHs, junto a la CARRERA TOLEDANA, o un nombre similar al actual que diera origen al nombre de SERRANIELLOS que aparece por primera vez en un escrito del s. XII.

DESCARGAR TRACK

Powered by Wikiloc

Así, de buena mañana bajamos uno de nuestros coches a la ciudad imperial, dejándolo allí para cargar nuestras bicicletas a la vuelta. Después de ese periplo logístico iniciamos nuestro recorrido cogiendo nuestra querida CARRERA TOLEDANA, dirección Sur, en pos de la ciudad que le da su nombre. Un camino que guarda las hechuras que en un pasado la dio el titulo de CARRERAM (especie de camino principal). deslizándonos hacia el Tajo en un día espléndido, un regalo del cielo para estas épocas del año.

Al dejar atrás Cedillo del Condado, abandonamos la Carrera Toledana en su viejo trazado, conocido como el Camino Antiguo de Toledo a Madrid, para adentrarnos en lo que fue el Camino de Yunclillos a Madrid. Entre tramos de asfalto y senderos olvidados, nuestro viaje nos llevó a Recas, de la raíz árabe de Rekab, significando “cabalgata” o “caravana”, un nombre que evoca historias de caravanas y recuas de mulas, junto al Castillo de Canales, testigo mudo del ir y venir de viajeros.

Pero no todo fue paz en nuestro descenso a Yunclillos. Dos lebreles, como espectros de otro tiempo, nos acecharon, poniendo en riesgo más que nuestra tranquilidad. Un anciano, advertido por nosotros, se volvió en sus pasos, pero nos confirmó que, en efecto, aquel era el camino de las carretas hacia Madrid.

Al cruzar el arroyo Huendas, recordamos el poblado medieval desaparecido, mientras el camino nos llevaba hacia el viejo puente del ferrocarril de Madrid a Cáceres. La Cañada Real, descuidada y olvidada, nos ofreció un ascenso interminable hasta Bargas, donde, entre sustos y confusiones, dejamos atrás la autovía A42, buscando una entrada más digna a Toledo.

Finalmente, las primeras calles de Toledo, esa Tulaytula andalusí que hay quien lo a traducido como "alegre" o "alegría" o incluso "hermoso" sin que se den muchas más explicaciones, que  nos acogieron, llevándonos a la Puerta de Bisagra (bab-saqra) citada por primera vez en el año 1009 - 1010 de nuestra Era, tras tres horas y media de pedaleo en una mañana de noviembre. La historia, el esfuerzo y el paisaje se entremezclaron en una aventura que solo el ciclismo y los caminos antiguos pueden ofrecer.