INDICE DE DIFICULTA IBP = 33
En el vasto horizonte de la geografía madrileña se ocultan secretos ancestrales, historias olvidadas y senderos por descubrir. En esta ocasión, nos aventuramos en una ruta ciclista que nos llevó desde Serranillos del Valle hasta la encantadora población de Villamanta. Pero este no era un trayecto cualquiera, ya que nos proponíamos desvelar el enigma de la antigua Mantua Carpetanorum, rivalizando con la mismísima Madrid que tuvo complejo desde sus origenes de ese pasado u origen musulmán, tratándose de darle cierto bouquet romano que seguramente no tienen los madriles.
El periplo abarcaba poco menos de 53 kilómetros, y nos transportaría hasta lo que, según nuestras investigaciones, creíamos ser la ÍNSULA DEL MARQUÉS DE MANTUA . Un personaje al que Cervantes hacía alusión en la primera parte de su célebre obra, Don Quijote de la Mancha, en el capítulo X. En aquel pasaje, el caballero andante promete emular la vida del noble Marqués de Mantua, quien juró vengar la muerte de su sobrino Valdovinos. Su venganza consistía en renunciar al pan en las comidas y a los placeres conyugales, entre otras penitencias que no recuerdo con exactitud, hasta obtener completa satisfacción por la ofensa recibida. Cosa que estos ciclistas no renunciaran, bastantes descontentas tenemos a nuestra mujeres con nuestras salidas para que encima...
Desnivel de subida acumulado: 485.6 m
Tiempo en movimiento: 2:51:11 h
Partiendo de Serranillos del Valle, la ruta nos conducía por un camino que pasaba junto al desaparecido Portazgo de las Cabezas, situado en el Real Camino de Extremadura. Allí, las ruinas o no ruinas de este antiguo enclave histórico y comercial yacían en silencio, testigos mudos de un pasado próspero, en la entrada de la Urb. Calipo-Fado. Era un lugar de importancia estratégica, donde se cobraban peajes a los viajeros que transitaban por estas tierras, tanto a la salida de la provincia de Madrid, como a su entrada.
Continuamos nuestro periplo, dejando atrás las ruinas del Portazgo de las Cabezas, y adentrándonos en la Urb. Calipo-Fado. Atravesamos la entrada de este vecindario, sin saber que estábamos pisando un suelo que conservaba la memoria de un camino que alguna vez fue vital para la región.
Nuestro camino proseguía hasta el impresionante Valle de Las Juntas, una tierra que encierra belleza y misterio a partes iguales. Allí, la Real Cañada Segoviana nos recibía con su majestuosidad. Seguimos el sendero marcado por los antiguos pastores trashumantes, quienes recorrían estas tierras en busca de mejores pastos para sus rebaños.
En medio de nuestro recorrido, sentimos la imperante necesidad de rendir homenaje al ilustre Marqués de Mantua. Y qué mejor manera de hacerlo que meternos un pequeño homenaje en Casa Bar Pepe. Descansamos en su acogedor patio, disfrutando de un merecido descanso y compartiendo un delicioso pincho de tortilla que recobraba las energías perdidas y que perderemos durante el trayecto. Allí, en ese rincón de Villamanta, sentí la presencia del Marqués y me prometí a mí mismo cumplir con el espíritu de su juramento, pero solamente, al no tocar el pan del pincho de tortilla.
Reemprendimos nuestro camino, atravesando el pintoresco portachuelo de Valdeyeso de poco más de 7 Kilómetros, donde encinas desperdigadas nos regalan alguna que otra sombra. Era como si el paisaje nos hablara en susurros, contándonos los secretos que había preservado durante siglos.
Finalmente, nos dejamos llevar por la corriente de nuestros pedales hasta llegar a la localidad de El Álamo. Nuestro viaje llegaba a su fin, pero los recuerdos y la emoción de haber descubierto la ínsula de Marqués de Mantua permanecerán grabados en nuestras mentes y corazones.
Esta ruta nos permitió adentrarnos en una aventura histórica y geográfica. Recorrimos senderos antiguos, nos encontramos con ruinas que guardaban secretos de otros tiempos y nos sumergimos en la leyenda del Marqués de Mantua. Fue un viaje lleno de descubrimientos y emociones, una oportunidad para explorar la historia y la naturaleza que nos rodea. Y, como buenos viajeros, nos despedimos con gratitud y la promesa de volver a desvelar más misterios que aguardan en los caminos por recorrer.