La Muralla China de Corralejo: crónica de una conquista ciclista
En el corazón de la Sierra Norte de Guadalajara, donde los ecos de la historia aún resuenan en las piedras y los valles, se alza una de las rutas más desafiantes y fascinantes para cualquier amante del ciclismo. La Muralla China de Corralejo no es solo un tramo de montaña; es un monumento natural que pone a prueba el cuerpo, la mente y el espíritu de quienes se atreven a desafiarla. Estando en el puesto 98 de los ascensos más empinados de España.
Un camino que no existe en los mapas
La carretera es tan secundaria, tan secreta, que no aparece en el mapa y el GPS se queda mudo... El asfalto serpentea entre los picos de Porrejón, Pinilla y Porrejón Bajero, dibujando una línea sinuosa que recuerda a una serpiente enredada en la montaña. Es un camino que parece pertenecer a otro tiempo, lejos del bullicio y las comodidades modernas.
DESCARGA DEL TRACK
La ruta, de 41,5 kilómetros, comienza en el pequeño pueblo Guadalajareño de Roblelacasa, un enclave que parece suspendido en el tiempo. Aquí, los ciclistas se preparan para un recorrido circular con un desnivel positivo de 1.082 metros. A lo largo del trayecto, se enfrentan a cinco puertos de montaña: tres de 4.ª categoría, uno de 3.ª y, como corona del desafío, el Puerto de San Cristóbal, de 2.ª categoría en el kilómetro 18,600 del recorrido. Pero este es solo el preludio. La verdadera prueba, el asalto definitivo, espera en la Muralla China de Corralejo en el kilómetro 38,100 de nuestro recorrido.
En 1993, el Tour de France creó la clasificación de montañas. Strava y otros servicios de GPS optan por una fórmula simple basada en el ascenso promedio y la longitud de la subida. Y otros como CLIMBFINDER se basan en la legendaria Enciclopedia Cotacol de la década de 1980, la que comparaba todas las pendientes en Bélgica.
DIFICULTAD DE LA RUTA = 71 IBP
Corralejo: un pueblo detenido en el tiempo
Antes de llegar a la imponente Muralla, la ruta nos lleva a Corralejo en el kilómetro 34,700 del recorrido, una aldea tan pequeña como remota, que aún conserva la esencia de épocas pasadas. Las calles de pizarra negra y las casas de piedra, con sus tejados oscuros y chimeneas prominentes, son testigos mudos de una vida dura y austera. No hace tanto, apenas unas décadas, que Corralejo obtuvo luz eléctrica, y hasta entonces, sus habitantes dependían del río para lavar la ropa, incluso en los crudos inviernos.
Aquí, la simplicidad es ley. Las mujeres, hasta hace bien poco, aún preparan guisos con lo que ofrece la tierra: patatas, legumbres y, ocasionalmente, carne de matanza. Este lugar, con su arquitectura negra y su aislamiento natural, parece sacado de un relato medieval, donde el paso del tiempo es más lento, más tangible.
La garganta del Jaramilla: un paso hacia el abismo
Desde Corralejo, el camino desciende hacia la garganta del río Jaramilla, un afluente del Jarama que corta la comarca con una belleza salvaje e indómita. Este desfiladero fue, durante siglos, una barrera natural que aislaba a la región del resto de Guadalajara. Hasta finales del siglo XX, acceder a Corralejo desde otros puntos de la provincia requería un rodeo por la Comunidad de Madrid. No fue hasta el año 2000, con la construcción de un puente de 20 metros de altura, que esta comarca quedó verdaderamente conectada con el mundo exterior.
Sin embargo, el puente marca el inicio de los "rampones" que dan fama a esta ruta. Las rampas comienzan de manera suave, casi engañosa, como si la montaña quisiera medir la determinación del ciclista antes de desplegar toda su furia.
El ascenso a la Muralla China: un duelo épico, casi imposible
La Muralla China de Corralejo, concretamente la parte que sube por la orilla izquierda del Jaramilla, es conocido también como PUERTO DE LA PIANOLA o subida a Cabeza Lijón desde el puente de río Jaramilla, se alza frente a los ciclistas como un muro imponente, casi intimidante. Desde lejos, las curvas de 180 grados y las rampas de cemento rallado parecen insuperables. Pero aquí no hay lugar para las dudas. Con un promedio de pendiente del 12,8%, en al menos 500 del kilómetro que tiene de ascensión, y tramos que alcanzan el 20%, este ascenso es una prueba de resistencia que pocos olvidan.
Las primeras palabras que suelen escapar de los labios de quienes enfrentan esta subida son de asombro: "¡Esto es una p-u-t-a locura, no hay manera de subirlo!" Sin embargo, como bien sabemos los ciclistas, la verdadera pregunta no es si podemos, sino si estamos dispuestos. Y con cada pedalada, con cada metro conquistado, la Muralla se convierte en un enemigo que poco a poco se deja domar.
La subida es tan técnica como física. El cemento rallado proporciona tracción, pero no da tregua. Cada curva es un respiro momentáneo antes de enfrentarse a la siguiente rampa. Los 100 metros más empinados, con una inclinación del 20%, son un desafío incluso para los más experimentados. Pero al final, la recompensa llega. La cima ofrece una vista que quita el aliento, una panorámica de la Sierra Norte que hace que todo el sufrimiento valga la pena.
La experiencia: más que una ruta, una lección de vida
La Muralla China de Corralejo no es solo un desafío físico. Es una metáfora de la vida misma, un recordatorio de que las mayores recompensas requieren esfuerzo y sacrificio. Cada pedalada, cada gota de sudor, es una victoria contra la montaña y contra uno mismo.
Al final del día, cuando el cansancio se convierte en satisfacción y la mente repasa cada momento del ascenso, uno se da cuenta de que esta ruta no es solo un lugar en el mapa. Es un escenario donde la historia, la naturaleza y la aventura se entrelazan para crear una experiencia única.
Un destino para ciclistas y soñadores
La Sierra Norte de Guadalajara, con sus Pueblos Negros y su arquitectura singular, es un destino que todo amante del ciclismo debería visitar al menos una vez en la vida. Pero la Muralla China de Corralejo es mucho más que un punto en una ruta ciclista. Es un monumento a la resistencia, un altar para los valientes y un poema escrito en piedra y sudor.
Así que, si tienes el valor, la determinación y la pasión por el ciclismo, prepara tu bicicleta, ajusta tu mejor desarrollo y atrévete a enfrentar esta Muralla. Porque al final, lo que realmente importa no es la cima, sino las historias que dejamos en el camino.