Lo que estoy a punto de relatar no es un cuento inventado ni una leyenda urbana. Este relato se sitúa en El Viso de San Juan - Toledo, justo en el límite con la provincia de Madrid y tiene relación con una población madrileña llamada Moraleja de Enmedio. Es una historia que supera con creces cualquier ficción, y es más propia de Halloween que de la imaginación de un escritor, pero que pareció reflejada en las preguntas mandadas hacer por el monarca Felipe II a finales del siglo XVI.

Este artículo sirve como preámbulo a unas rutas ciclistas que seguirán los senderos recorridos por el Doctor.



"[...]en esta villa y tierra hubo habra ochenta años poco mas o menos (1496) dos hombres señalados en letras de nigromancia, el uno clérigo, cura que fue de la villa, y el otro fraile de una orden que se llamaba Santi Espíritus Simondal . De estos, el uno se decía el Doctor de las Moralejas y el otro Hernando Alonso, cura susodicho [...]" 1576 - Relaciones Topográficas de Felipe II del Viso de San Juan - Toledo según testimonio del cura D. Pedro Alonso Castrovid

Moraleja de Enmedio y sus otras Moralejas, han tenido Doctores desde su creación, pero en el siglo XV existió un Doctor muy especial como señalan crónicas super serias como las Relaciones Topográficas de Felipe II. Gracias a su apodo "DOCTOR DE LAS MORALEJAS" podemos intuir de donde procedía este fraile, de las Moralejas o mejor dicho de las tres Moralejas (de Petrofierro o Mayor o Moralejita o Buzanca, del Gordo o de Enmedio y de Lobofierro o de Los Buyerros); en la actualidad solo sobrevive una de ellas, MORALEJA DE ENMEDIO, a medio camino entre Móstoles y Serranillos del Valle. Es posible que saliera de najas de una de las Moralejas por sus practicas. Es una lastima que no conozcamos su verdadero nombre al que señalan como fraile de una Orden religiosa "SANTI ESPIRITUS SIMONDAL" de la que no existen reseñas históricas y desconocemos su vinculación con Moraleja o incluso con la ciudad de Segovia al que la unen fuertes vínculos. 

El nombre de Doctor de las Moralejas, aparece reflejado en el margen de un legajo encontrado en la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, como autor de una recetas como para las lombrices, véase . Y otra para el alhombre/alfombra, véase.

Ahora sepamos en que eran señalados estos dos personajes; la NIGROMANCIA es una rama de la magia, considerada generalmente NEGRA, que consiste en la adivinación mediante la consulta a los muertos y sus espíritus o cadáveres. La palabra nigromancia, de la que se cree que derivó el concepto de magia negra por confusión de términos, proviene del latín y éste a su vez de las palabras griegas NEKROS muerto y MANTIKÉ adivinación, es decir, adivinación invocando a los muertos. Los libros con los que se formaban y en los que estudiaban los nigromantes recibieron el nombre de GRIMORIOS o LIBROS NEGROS. Grimorios, según el Diccionario de la Academia, son los libros de fórmulas mágicas usados por los antiguos hechiceros. En general, incluyen las viejas recetas e invocaciones que los nigromantes utilizan para establecer pactos con los espíritus de los difuntos y el diablo. La palabra grimorio es un término cuya procedencia no está muy clara, en ocasiones se opina que es una palabra genuinamente española, de la que después derivaría la francesa grimoire, según otros es al revés. 

La Academia la relaciona con la palabra francesa grammaire, gramática, con la idea de un conjunto de reglas, en este caso, mágicas, ya que incluían los contenidos básicos, iniciales para cualquiera que quisiera dedicarse a estos menesteres. Las páginas de estos libros contienen, en realidad, una mezcla heterogénea de correspondencias astrológicas, de listados de ángeles y demonios, formularios de encantamientos, representaciones de círculos mágicos para distintos fines, pócimas curativas, fabricación de talismanes contra los diversos problemas o fenómenos que puedan afectar al individuo y, por supuesto, formulas para invocar entes sobrenaturales. La lengua en la que están escritos es indiferente a los fines que se persiguen, se puede utilizar el latín o las lenguas nacionales, pero se encuentran plagados de invocaciones y textos en otras lenguas, especialmente en hebreo, que se han de escribir sobre los objetos mágicos. Los fines perseguidos en los grimorios son esencialmente intervenir en las mentes, inclinaciones y deseos de los demás bien sean personas, animales o espíritus con el fin de que hagan o dejen de hacer algo (muy frecuentemente enamoramientos), actuar sobre la naturaleza física de personas y animales para hacerles bien o mal, influir sobre las cosas, elementos del tiempo o contingencias inciertas del futuro (obtener ganancias del juego, por ejemplo) y, por ultimo, crear ilusiones, descubrir secretos o ver hechos pasados, presentes o futuros, así como encontrar tesoros.

Se pueden destacar, entre los principales grimorios conocidos, los que se citan a continuación: 

a) El Libro de la Magia Sagrada de Abra-Melin el Mago: Parece que fue escrito por Abraham el judío, que la recibió del mencionado mago Abramelín, para su hijo menor Lamech. Inicialmente se supone que el manuscrito data de 1458 y fue escrito cuando Abraham el judío contaba con 96 años. 

b) El Liber Juratis, Grimorium Honorii Magni o Libro del Papa Honorio III: atribuido al papa Honorio III el Grande, sucesor de Inocencio III, cuyo pontificado perduró entre el 1216 y el 1227, se ha considerado uno de los más perversos ya que, a diferencia de otros libros, posee influencias cristianas muy evidentes. Fue publicado por primera vez en latín, en Roma, en el año 1629, se conoce a partir de su traducción francesa de 1670. Intenta parecer una Bula Papal. Contiene partes conforme al ritual católico, de exorcismos y oraciones junto con otras para invocar a espíritus infernales, también contiene una lista de diferentes recetas para obtener el amor, la salud. 

c) La Clavícula de Salomón: Se presenta como un testamento de un padre a un hijo o de un maestro a un discípulo. Salomón, rey de Israel, supuesto autor del libro, lega sus conocimientos mágicos a su hijo Roboam, rey de Judá, posiblemente hacia el año 931 a. C., año de su muerte. No se debe olvidar que Dios en sueños le había entregado toda la sabiduría (Biblia. A.T. Libro de los Reyes, 3, 5-15). Se sabe que en 1350, el papa Inocencio VI ordenó quemar un voluminoso manuscrito conocido como Libro de Salomón el cual se encontraba repleto de conjuros y diferentes rituales para la evocación de los demonios. 

d) El Picatrix: o Ghayat al Hakim, escrito en árabe sin duda en el siglo XII, es un manual de magia. Fue traducido al latín por Alfonso X el Sabio. Influyó, entre otros, en las obras de Pedro de Abano, Marsilio Ficino, Pico de la Mirandola que poseía un ejemplar en su biblioteca. Contiene formulas para influir sobre los hombres, trata de la relación entre las plantas, las piedras, los animales, los planetas y sobre la manera de utilizarlos para fines mágicos, y del modo de usar talismanes para curar enfermedades, vivir durante mucho tiempo, tener éxito, evadirse de la prisión, vencer a los enemigos, atraer el amor de otra persona… Un análisis de este libro desde la perspectiva de su contenido puede encontrarse en Fernando Figueroa Saavedra, “La Clavícula de Salomón: la magia como osamenta expresiva de los miedos y deseos humanos”. 

e) El libro de San Cipriano: , popularmente conocido como Ciprianillo: es un grimorio atribuido a San Cipriano de Antioquia, el santo mago por excelencia, y en el que una parte fundamental se ocupa del desencanto de tesoros, incluyendo también, en muchas de sus ediciones, una lista de tesoros del Reino de Galicia y de partes de Portugal, con localizaciones detalladas de dónde encontrarlos. 

f) El Liber Razielis: O lo que es lo mismo, todas las prácticas religiosas surgidas de las creencias místicas semitas y que apelaban a tradiciones bíblicas, más o menos apócrifas. 

El máximo esplendor de la práctica de la nigromancia se alcanza durante el período que va entre finales del siglo XV y finales del XVII. 

Los más famosos impresores de estos libros fueron los Hermanos Beringos, Godofredo y Marcelo, (y sus herederos) que poseyeron imprenta en la ciudad de Lyon. En la Península Ibérica, debido a la vigencia de la Inquisición, fue imposible que hubiese una gran industria de edición de grimorios. Algunos de los que circularon en tiempos más tardíos eran importados de Francia y otros países, o incluso, traducciones de los publicados en otros lugares. 

Los grimorios figuraron desde los primeros momentos en las listas de los libros prohibidos generalmente por sus títulos o de forma genérica “Necromantiae & superstitionum aliarum, libri ovnis quavis lingua sive sermone scripti… Y libros de Nigromancia, o para hazer cercos & invocaciones de Demonios, que sepan manifiestamente a Heregia…”. Las prácticas nigrománticas siempre supusieron un enfrentamiento directo contra la fe. La posesión de grimorios y artilugios específicos para los rituales se convirtió en prueba fundamental por lo que eran buscados con mucha insistencia por la Inquisición. 


"[...] Amos a dos sabios en esta dicha ciencia de nigromancia, porque el dicho doctor de las Moralejas sin haber oído medicina con solamente sus familiares (*) sabia la enfermedad de cada uno, y aplicabala medicina que era menester, y decia por maravilla misa, y se sustentaba el y dos mozos que traían una mula solamente de lo que le daban de curar enfermedades y de sacar espíritus su habilidad que cualquiera persona que a el fuese diciendo que tenía espíritus en solamente tocarle e verle el pulso les decia si eran espíritus o no, y ansi dicen que las mujeres mozas que tenían voluntad de pasearse y holgarse decían a sus maridos que tenían espíritus, y los maridos las llevaban al dicho doctor de las Moralejas, y viendo que no eran espíritus decía a sus propios maridos que las tornasen a sus casas, que no querían sino holgarse y pasearse, y a este doctor muchas veces el demonio le aporreaba y le maltrataba, porque acaeció llamarle para que fuese al castillo del Cerro del Águila, que es tierra de Villaluenga, que andaban alli ciertas visiones espantando de allí, y los que estaban dentro toda la noche jugando a la pelota, y fue el dicho doctor para hacer ciertos conjuros y no los hizo bien y tornándose a su casa le salieron los demonios a el al camino, y con el y dos mozos que traia y una mala mula jugaban y los maltrataron [...]". 

El buen Doctor tenia un "don" que se le atribuía a la consulta de sus "familiares", que el desaparecido Sánchez Dragó define como: "una especie de diosesillos manes, penates o lemures de la era clásica, es decir, básicamente demonios familiares" (*) 

Resulta ciertamente sorprendente que tales prácticas fueran toleradas en una época en la que la Inquisición sembraba el terror en todos los rincones. Esto adquiere mayor relevancia al considerar que la localidad se encontraba bajo la jurisdicción de una Orden Religiosa Militar, los Sanjuanistas, específicamente afiliados a la Baylia de Olmos. El propio autor de esta crónica nos relata que este lugar tuvo sus raíces en los tiempos de los Templarios, y como bien sabemos, muchas de las propiedades de esta Orden fueron traspasadas a la Orden de San Juan tras su desmantelamiento. Esta especie de permisividad sin duda despierta suspicacias.

El relato nos detalla sus viajes, acompañado de una mula y dos jóvenes aprendices que sin duda se adentraban en el misterio de su ciencia, convertidos en neófitos de esta enigmática Orden. Se descubre, de manera jocosa, la artimaña empleada por algunas mujeres para lograr que sus esposos las sacaran de paseo.

Es innegable que el propio cuerpo del Doctor fue blanco de ataques por parte de demonios o gnomos, seres que habitaban estas tierras. Sus conjuros no siempre surtían el efecto deseado, dejándolo expuesto a las artimañas de estos seres sobrenaturales.


"[...] Mas le acaeció a este dicho doctor que andando arando un labrador de esta dicha villa con un par de vacas se le hundió la una, y descubrió una cueva, y el dicho doctor echo su juicio, y consulto con sus familiares (*) que se podría hacer sobre esto, y le dijo el demonio que tomase y hiciese un cerco de hierro en tal tiempo y le hizo en fragua de esta villa con ciertos caracteres y que metiesen en el un gato prieto, y al mismo que descubrió la cueva y una hermana de este llamada Maria y otros negocios que iban dentro en el cerco, los cuales no se saben, [...]" 

Este relato nos presenta el hallazgo de una misteriosa caverna por parte de un humilde labriego. El campesino, antes de aventurarse en su interior en busca de tesoros ocultos, acude en busca de consejo a nuestro enigmático Doctor. La narración nos sumerge en una secuencia de rituales, conjuros y encantamientos que preceden a la audaz exploración que se relata a continuación.


"[...] y con hachas encendidas con fuego artificioso que aunque les daban agua de la dicha cueva no las mataba, y haciendo los cercos y conjuros se les apareció un demonio tan feo, tan grande, tan espantable que desmayo y se le quito todo sentido y le llevaron de alli amortecido a su casa y no torno hasta otro dia, y dijo y afirmo que según su familiar(*) le había dicho que estaba en esta cueva cantidad de mucho tesoro y mas que se le pudie sacar porque estaba guardado para otro que supiese mas nigromancia que el, de adonde se halla y entiende que este seguro e pasa a ... guardado para cuando venga el antechristo [...]" 

El fraile se encuentra de nuevo cara a cara con seres infernales, tan aterradores que le arrebatan el sentido. Sin embargo, sus fieles espíritus protectores no lo abandonan y le susurran acerca de las innumerables riquezas ocultas en las entrañas de la cueva.


"[...] Finalmente murió este doctor en el año de la pestilencia grande, que habrá como ochenta y dos años poco mas o menos (1496), en un lugar que se llamaba Colmenar del Arroyo, porque alli se recogió para hacer sus cercos y conjuros. Y se quiso decir que murio sin confesion, aunque no se sabe de cierto [...]" 

El Doctor no logró resistir una de las mortales plagas que asolaban Castilla en los últimos compases del siglo XV. No pudo salvarse a sí mismo y, según algunas insinuaciones, incluso se especula que fue desterrado de la comarca de El Viso, buscando refugio en otro pueblo madrileño. Su vida llegó a su fin sin que jamás mostrara remordimientos por sus oscuras prácticas. ¿Fue, acaso, el ÚLTIMO exponente de una orden de nigromantes castellanos?

En este día de Halloween en 2023, recordemos a los doctores y profesionales de la salud que han ejercido en Moraleja de Enmedio, va por ellos este artículo.