entre dos ciclistas, con casco azul, podéis verme


No había necesidad de pretextos para descender a Toledo, pero si el motivo es homenajear a Federico Martín Bahamontes, el deleite es doble. La convocatoria era clara: a las 11:30 a.m.de un mes de mayo del 2018, unirse al primer español en ganar el Tour de Francia en el Miradero, cerca de la imponente Puerta del Sol. 


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Mi partida a las 8:30 a.m. desde Serranillos del Valle marcó el inicio de un trayecto de 45 Km. hasta la Jerusalén de Occidente, siguiendo la ancestral Carrera Toledana, ruta que une Segovia con Toledo. Caminos polvorientos y apenas asfalto en la travesía de algunos pueblos de La Sagra, senderos que en otro tiempo bullían pero hoy quedan en desuso ante las modernas vías entre Madrid y la Ciudad Imperial. En poco más de dos horas y veinte minutos, llegué al punto de encuentro, donde aguardaba el gran Fede en su descapotable, listos para la marcha.



Descender a Toledo desde Serranillos del Valle es como desandar los pasos de la historia. Opté por una ruta alternativa, una variante del tradicional sendero que ha acogido mis transtoledanas. Una senda que, como los cimientos de un relato antiguo, se bifurca en el km 20,35 de la Carrera Toledana. Abandoné el rumbo hacia Cabañas de la Sagra para abrazar el camino que conduce a Yunclillos y luego a Bargas, una coreografía que desemboca en Toledo a través del encantador sendero de Valparaiso. Dos senderos ancestrales, uno de herencia altomedieval y otro de marcada impronta islámica, entrelazados como los hilos de un tapiz tejido sobre los vestigios viales romanos.

Allí nos encontrábamos, un grupo selecto de ciclistas, aunque no en la cantidad que este coloso del ciclismo merecía. Siguiendo el rastro de un descapotable de época, pedaleábamos desde la Vega, atravesando la imponente Puerta de Bisagra hasta el sitio donde se alzaba la estatua casi de tamaño natural del Águila de Toledo. A medida que trepábamos por la cuesta, los toledanos nos brindaban un coro de aplausos en honor al noventañero. En la cima, leyendas como Miguel Indurain y Perico Delgado aguardaban. La sensación de ascender por la empinada pendiente que une la Puerta de Bisagra con Zocodover, entre vítores y palmadas, es sencillamente arrolladora.

a la derecha de la imagen con casco azul podéis verme


Aunque no pude presenciar el acto completo, emprendí el retorno, agradecido por las fuentes públicas en el camino, como la que se encuentra cerca de la antigua Casilla de Peón Caminero de Bargas, y más adelante en la entrada de Cedillo del Condado. Allí me tomé un merecido descanso a la sombra de los árboles, tras haber ascendido desde las orillas del Tajo hasta el Alto del Águila. Los últimos doce kilómetros eran un mero trámite, un sendero recién arreglado por las manos de la maquinaria, aunque en algunos tramos entre Cedillo y Yunclillos, las arenas sueltas requerían más esfuerzo. Un recorrido de casi 95 km, dejando sensaciones excelentes.



Así que, como propuesta para la primavera, os animo a todos a realizar esta transtoledana, a capturar una foto junto a la estatua del gran Federico Martín Bahamontes, y a sumergirse en el aura de las leyendas del ciclismo que flotan en el aire de Toledo.

a la derecha aplaudiendo con casco azul me podéis ver

Cuan curiosa es la vida, pues me vi forzado a detenerme en un paso de cebra, frente al Hospital de Tavera en Toledo, cediendo el paso al ilustre Albert Boadella, Presidente de Tabarnia. Descubrí después que representaba una obra en el Teatro Rojas de la ciudad. Anécdotas así, solo posibles en la mágica Toledo.

postureo en AS TV en los primeros segundos del vídeo https://www.msn.com/es-es/video/dep...menaje-a-bahamontes-con-su-estatua/vi-AAwRbVe