ADVERTENCIA
Prólogo: Sobre paisajes y leyendas
Hay momentos en la vida que se presentan sin aviso, como esos días en los que el viento te susurra secretos y el paisaje se abre ante tus ojos, silencioso y vasto, como una promesa hecha de tierra y cielo. Instantes en que la rutina se desvanece y un camino desconocido te invita a abandonar la comodidad del hogar. Pero para disfrutar de estos regalos, uno debe tener el corazón dispuesto y los ojos bien abiertos, dispuesto a absorber hasta la última gota de ese elixir que el tiempo ofrece en bandeja de silencio.
La ruta de hoy no es solo un paseo en bicicleta; es un viaje al alma de una tierra cargada de historia y misterio, un recorrido que nos llevará a través de los ecos de civilizaciones perdidas. Comenzaremos nuestro periplo entre dólmenes que han desafiado 5.000 años de historia, guardianes pétreos de un pasado que aún murmura. Sus ortostatos llevan grabadas imágenes que algunos vinculan a la catástrofe descrita por Platón en el Critias, una tragedia que, se dice, ocurrió hacia el 2.400 a.C., en pleno Calcolítico. Cada pedalada nos llevará más allá de la roca y la tierra, hacia castros vettones de la Edad del Hierro, donde los escultores de verracos, esos bueyes que custodiaban la memoria del mítico Gerión, dejaron su huella. Subiremos rampas de hormigón que desafían piernas y voluntades, para alcanzar una cumbre donde, dicen, se escondió el caudillo lusitano Viriato.
Seguiremos rodando por una comarca que los moriscos llamaron Xara, el desierto, aunque en realidad es un desierto verde, salpicado de cañadas pastoriles donde las huellas del pasado aún laten. En el camino descubriremos una ciudad-fortaleza islámica, abandonada de la noche a la mañana, con sus raíces romanas y visigodas ocultas bajo siglos de historia. Quizá incluso estemos pisando el lugar donde nacieron San Vicente y sus hermanas, si la leyenda tiene algo de verdad.
Este no es solo un recorrido; es una aventura a través de un pasado remoto y de una tierra cargada de simbolismos. Seguiremos las huellas de los "Guerreros-Toro", figuras que emergen de las estelas esparcidas por la comarca, coronados con cuernos que evocan los ritos atlantes de una metrópolis perdida. Hay quienes creen que estas tierras fueron colonias de la Atlántida o de Tartessos, alimentadas por la riqueza minera de sus entrañas. Cada pedalada nos acerca a esa posibilidad, al eco de los "Hombres Toro", venerados en el templo de Poseidón, hijos del rey Atlas, cuyo legado sobrevive en nombres como La Estrella, un topónimo que conecta con el "Estrellero", uno de los muchos nombres de este mítico rey.
Un detalle práctico: este recorrido tiene sus restricciones. Solo se puede realizar los sábados entre el 16 de mayo y el 31 de enero, de 09:00 a 14:00 horas, ya que el acceso a la Ciudad de Vascos, uno de los puntos más destacados del trayecto, se encuentra en terrenos privados.
La travesía: Inicio y promesas
Son poco más de 53 kilómetros de un desafío técnico y físico moderado, con 817 metros de desnivel positivo acumulado. El índice de dificultad IBP de 59 hace que este recorrido sea perfecto para disfrutar durante unas cinco horas. Pero más que un reto deportivo, este es un viaje al corazón de un territorio donde los mitos y la historia se entrelazan, y donde cada curva del camino parece guardar un secreto esperando a ser desvelado. ¿Estás listo para pedalear en busca de la Atlántida?
Km. 00,00 - El sol aún no ha acariciado el horizonte cuando nuestras ruedas comienzan a girar. Estamos en Puente del Arzobispo, ese pequeño rincón de La Jara que parece dormitar bajo el peso de siglos de historia. El aire fresco lleva consigo el aroma de la madrugada y el susurro de leyendas que se deslizan por las calles empedradas y las piedras que lo han visto todo. Este lugar no es solo un pueblo; es un testigo de tiempos pasados, un enclave donde la realidad y la fantasía convergen, creando un escenario casi irreal que invita al viajero a detenerse, a escuchar.
El Puente, Guardián de Aguas y Siglos
Construido por orden del arzobispo Pedro Tenorio a principios del siglo XIV, el puente medieval que da nombre a esta localidad es mucho más que un cruce sobre el río Tajo. En su origen, se alzaba con imponentes torres que servían como puestos de control y contadero de ganado, transformándose en un eje vital de comunicación en la región. Era el paso obligado de la Cañada Leonesa Oriental, por donde transitaban millones de ovejas merinas, dejando tras de sí el eco de una economía trashumante que dio sustento a la comarca.
El puente está impregnado de una leyenda que le otorga un aura mágica. Cuenta la historia que un humilde barquero, al cruzar al arzobispo por el río, sugirió la necesidad de una construcción que facilitara el paso. Tenorio, como desafiando al destino, lanzó su anillo pastoral al agua y prometió edificar el puente si el anillo volvía a sus manos. Días después, mientras almorzaba en Alcolea, el anillo apareció en el vientre de un pescado capturado en el Tajo. Así, la piedra y el agua sellaron un pacto que siglos después sigue en pie.
Voces del Pasado
Pero la historia de Puente del Arzobispo no comienza aquí. Antes de que sus torres de vigilancia se alzaran sobre el río, esta tierra ya albergaba secretos mucho más antiguos. Muy cerca, la Ciudad de Vascos conserva vestigios de la presencia romana y musulmana, mientras que los castros vettones de la Edad del Hierro guardan recuerdos de luchas heroicas y escultores que dieron forma a los míticos verracos, aquellos bueyes que rememoran al poderoso Gerión, rey de Tartessos. No es difícil imaginar al caudillo lusitano Viriato buscando refugio entre estas colinas, donde la piedra y la historia se entrelazan.
La Jara: Páginas de un Libro Inacabado
La comarca de La Jara es un mosaico de enigmas. Aquí, los dólmenes surgen como guardianes del tiempo, monumentos megalíticos que llevan grabados misteriosos, algunos de los cuales podrían ser testigos del gran cataclismo que Platón narró en el Critias. Las estelas de guerrero, con sus figuras de hombres-toro y escudos decorados con círculos concéntricos, añaden un matiz atlante a este paisaje. Cada piedra, cada sendero, parece susurrar historias de una grandeza perdida.
Un Pueblo que Resiste y se Reinventa
Sin embargo, lo que hace de Puente del Arzobispo un lugar único no es solo su pasado remoto, sino la resiliencia de su gente. Durante siglos, sus habitantes han sabido preservar el arte de la cerámica, elevándola a un símbolo de identidad. Hoy, los visitantes llegan atraídos por la promesa de sus paisajes, sus leyendas y esa magia intangible que parece impregnar cada rincón.
Aquí, donde las ruedas de nuestra bicicleta comienzan a trazar un camino, cada pedaleo es un viaje hacia atrás en el tiempo. Puente del Arzobispo no es solo un punto de partida; es una declaración de intenciones. Es la puerta de entrada a un territorio que se revela en capas, como las páginas de un libro antiguo. Atrévete a cruzar el puente y descubrir lo que aguarda al otro lado. La historia, la naturaleza y el misterio se encuentran en este rincón de Toledo, y el camino apenas comienza.
Km. 00,490 - Abandonamos la calzada principal y tomamos una pista de tierra conocida como el Camino Viejo del Puente a Navalmoralejo. La grava cruje bajo las ruedas, mientras el paisaje se abre en vastos campos que aún guardan el eco de otros tiempos. Este camino, uno de esos llamados Caminos Reales, no es solo una vía rural; es un hilo que conecta el presente con el pasado remoto, y aquí comienza una reflexión que nos llevará a través de miles de años de historia.
Prehistoria: Los albores del tiempo
La historia de este territorio se remonta a la construcción de los primeros dólmenes en Andalucía, entre el 4800 y el 4700 a.C. Estas estructuras monumentales, como los dólmenes de Menga y Viera, no eran simples tumbas. Representaban una conexión sagrada entre los primeros habitantes de estas tierras y el cosmos, revelando un conocimiento avanzado de la geometría y los ciclos celestes.
En el ocaso del V milenio a.C., aparece en Andalucía la cerámica almagra, un distintivo de identidad cultural que no traspasó las fronteras de la región, y al mismo tiempo, el fenómeno megalítico comienza a expandirse hacia el norte. Para el 3800 a.C., el megalitismo había llegado a Bretaña, en Francia, y a mediados del IV milenio a.C., se asentaba en La Coruña con dólmenes como el de Dondombate.
Hacia el 2500 a.C., en pleno Calcolítico, un evento que algunos investigadores califican como una posible catástrofe astronómica quedó registrado en los grabados del Dolmen de Azután. Estas marcas son un testimonio, quizá, de los mismos desastres descritos siglos después por Platón en el Critias. Para entonces, la metalurgia del bronce comenzaba a florecer en la Península Ibérica, marcando el inicio de una nueva era de creatividad y conflicto.
Edad del Bronce: El resplandor del metal
Entre el 1300 a.C. y el 850 a.C., la Edad del Bronce Final se consolida como una época de transformación. En este periodo, aparecen las primeras armas avanzadas, como las espadas Rosnöen y pistiliformes, que también se reflejan en las icónicas estelas del Suroeste. Estas esculturas decoradas coincidieron con la explotación intensiva de las minas de estaño del Macizo Hespérico y el surgimiento de Tartessos, la enigmática civilización que floreció en el valle del Guadalquivir.
Durante los siglos IX y VIII a.C., las comunidades que erigieron estas estelas consolidaron un control sobre los recursos mineros y las rutas comerciales, desempeñando un papel clave en la producción y distribución de metales en toda la región. En Carmona, el siglo VIII a.C. trae consigo la aparición de la cerámica campaniforme, un símbolo de lujo y poder que evidencia la creciente jerarquización social.
Edad del Hierro: Guerreros y comercio
A medida que nos adentramos en la Edad del Hierro, la influencia de Tartessos se despliega con mayor fuerza. Entre los siglos VII y VI a.C., las rutas fluviales del Guadalquivir, Guadiana y Tajo se consolidan como arterias de comercio, conectando el interior de la península con el Mediterráneo. Las comunidades vettonas que habitaron esta región construyeron castros estratégicos como el de Monte de Venus, dejando como legado esculturas y mitos que aún resuenan en el presente.
Época Romana: Toletum y la minería
Los siglos II y I a.C. marcaron la llegada de los romanos a esta tierra, quienes fundaron Toletum, la actual Toledo. La minería floreció bajo su dominio, con la explotación de las minas de oro en Sierra Madrona y otros recursos esenciales para el mantenimiento del imperio. El Tajo, que hoy acompaña nuestro camino, fue una arteria vital de transporte y comercio.
Época Visigoda y el Islam: Cambios de poder
Con la caída del imperio romano, los visigodos tomaron el control, dejando huellas en enclaves como la Ciudad de Vascos. Desde el siglo V al VIII d.C., esta ciudad funcionó como un bastión cultural y económico que precedió a la llegada del Islam.
A partir del siglo VIII, el dominio musulmán transformó el paisaje político y arquitectónico de la región. En el siglo X, la Ciudad de Vascos se convirtió en un importante centro militar y administrativo, controlando las explotaciones mineras y las rutas del Tajo. Sin embargo, su destino es tan enigmático como fascinante: hacia finales del siglo XI, la ciudad fue abandonada de manera repentina, dejando tras de sí más preguntas que respuestas.
Reflexión en el camino
Mientras continuamos por el Camino Viejo, las ruedas de nuestra bicicleta avanzan sobre las mismas tierras que fueron testigos de estas historias. Cada piedra que cruje bajo nuestros pies parece contener fragmentos de un pasado inmenso, un recordatorio de que pedalear por estos senderos no es solo un ejercicio físico, sino un viaje a través del tiempo. La cronología que acompaña esta ruta no es un mero listado de eventos; es el alma de una tierra que guarda en silencio las voces de quienes caminaron aquí mucho antes que nosotros.
Cada pedalada nos acerca más al corazón de esta historia, y el camino promete revelar aún más secretos en los kilómetros que quedan por recorrer.
Km. 03,400 - Giramos a la izquierda, dejando atrás la grava y tomando una pista que, curiosamente, no aparece en las primeras cartografías del IGN. El descenso es suave, y el paisaje parece abrirse como una invitación al pensamiento. Aquí, entre los murmullos del viento y el crujir de las ruedas, surge el momento perfecto para hablar de la Atlántida, esa enigmática isla-continente que ha cautivado la imaginación de la humanidad durante siglos.
El Relato de Platón: Un Sueño Perdido Bajo las Olas
Fue Platón, el filósofo ateniense, quien en sus diálogos Timeo y Critias (alrededor del 360 a.C.) describió por primera vez esta legendaria civilización. Según él, la Atlántida fue un regalo del dios Poseidón a su amada mortal, Clito. Juntos engendraron diez hijos, y el mayor de ellos, Atlas, dio su nombre a la isla y se convirtió en su primer rey.
La Atlántida era una tierra de riqueza sin igual, con recursos naturales en abundancia y una sociedad organizada con tecnología que desafiaba a su tiempo. Su capital, una ciudad de anillos concéntricos de tierra y agua, albergaba templos de mármol, palacios de oro y jardines que parecían flotar. Era un paraíso en la tierra, un sueño de perfección.
Cronología de la Atlántida: Entre el Mito y la Historia
Según Platón, la Atlántida fue fundada unos 9.000 años antes de la época de Solón, el legislador ateniense del siglo VI a.C. Esto situaría su nacimiento alrededor del 9600 a.C., una fecha que muchos consideran simbólica. Algunos investigadores, en cambio, proponen cronologías más recientes, ajustándola al desarrollo de civilizaciones conocidas en la Edad del Bronce.
Durante su apogeo, la Atlántida se expandió por el Mediterráneo, sometiendo territorios y enfrentándose finalmente a Atenas, que logró derrotarla. La victoria ateniense, sin embargo, marcó el inicio de la tragedia. Un cataclismo combinado de terremotos e inundaciones hundió la isla bajo el mar en una sola noche, según el relato. Platón asocia este evento con otras catástrofes mitológicas, como el cataclismo de Deucalión o el de Ogygos.
Fechas Posibles: Huellas de un Desastre
Las fechas propuestas para el cataclismo que destruyó la Atlántida varían según las fuentes:
- 2500 a.C. (± 100 años): Basado en relatos griegos sobre el cataclismo de Ogygos.
- 2376 - 2336 a.C.: Citado por autores romanos como Varrón y Censorino.
- 2700 - 2600 a.C.: Asociado al Diluvio de Noé, según la cronología larga.
- 2682 - 2665 a.C.: Durante el reinado del faraón egipcio Nebka, cuando se registró un evento cósmico que podría estar vinculado.
Aunque no existe consenso, estas fechas sugieren que algo trascendental pudo haber ocurrido, una tragedia lo suficientemente grande como para inspirar un mito eterno.
La Península Ibérica y las Huellas Atlantes
En este rincón del mundo, algunos monumentos y restos arqueológicos han sido vinculados con la Atlántida, alimentando el debate:
- El Dolmen de Azután: Datado entre el 3880 y el 2500 a.C., sus grabados representan olas y desastres naturales, lo que algunos interpretan como una representación del cataclismo atlante.
- Las Estelas de Guerrero del Suroeste: Estas figuras, adornadas con cuernos de toro y escudos circulares concéntricos, han sido asociadas con la simbología atlante. Los círculos podrían reflejar el diseño de la capital de la Atlántida descrita por Platón.
El Enigma Continúa
A lo largo de los siglos, la Atlántida ha inspirado arte, literatura y exploraciones. Desde el Mediterráneo hasta el Caribe, se han propuesto múltiples ubicaciones para esta civilización perdida, pero ninguna ha podido ser confirmada. Los avances en arqueología y tecnología podrían, en algún momento, ofrecer nuevas respuestas, pero por ahora, el misterio persiste.
Mientras nuestras bicicletas ruedan por este camino polvoriento, es imposible no reflexionar sobre el relato de la Atlántida. ¿Fue una alegoría creada por Platón para enseñar filosofía, o existió realmente como una civilización avanzada que sucumbió a su propia arrogancia? En cualquier caso, nos invita a mirar al pasado y reconocer la fragilidad de las civilizaciones y el poder abrumador de la naturaleza.
Seguimos pedaleando, el paisaje se despliega ante nosotros y, con cada curva, la Atlántida parece menos un mito y más un eco que resuena en estas tierras. La búsqueda continúa, no solo en el terreno, sino en la imaginación de quienes recorren caminos como este, donde lo legendario y lo real se entrelazan en un abrazo eterno.
Km. 04,750 - Las ruedas trazan su camino hacia la CM-4100, donde giramos a la izquierda, dejando atrás la pista de tierra. A medida que el paisaje se extiende en una serenidad engañosa, el pensamiento se detiene en el cataclismo de Ogygos, un evento tan envuelto en misterio como en magnitud, mencionado en los ecos de la mitología griega y las páginas de la historiografía antigua.
El Cataclismo de Ogygos: Agua, Destrucción y Mito
Entre los siglos XXII y XVII a.C., la tierra habría temblado y las aguas habrían reclamado vastas extensiones del mundo conocido. Según las fuentes, este fue uno de los tres grandes cataclismos que marcaron la historia de la humanidad, junto al diluvio de Deucalión y el de Noé. La inundación de Ogygos, sin embargo, permanece como un rompecabezas en la cronología de los desastres antiguos.
Cronología y Debates
Autores como Varrón y Censorino fijaron este cataclismo alrededor del 2376 a.C., unos 400 años antes del reinado de Inaco. Sin embargo, otros estudiosos lo relacionan con fechas que coinciden con el Diluvio de Noé (2348-2336 a.C.), o incluso con la erupción de Santorini, datada hacia el 1624 a.C., que a menudo se asocia más al cataclismo de Deucalión.
En los diálogos de Platón, el Critias menciona un tercer gran cataclismo, anterior al de Deucalión, que algunos identifican como el de Ogygos. Este evento, de ser cierto, no solo habría destruido a la primitiva Atenas, sino que podría estar relacionado directamente con la desaparición de la Atlántida.
Evidencias y Teorías
El Dolmen de Azután, fechado en el III milenio a.C., podría albergar una pista sobre este desastre. Sus grabados, que representan olas y escenas de destrucción, parecen narrar un evento catastrófico que conjuga terremotos e inundaciones, una descripción que encaja con las características atribuidas al cataclismo de Ogygos. Sin embargo, las evidencias son escasas y abiertas a interpretaciones.
El debate se complica aún más con la idea de dos cataclismos de Ogygos, una propuesta que aparece en fuentes apócrifas atribuidas a Jenofonte:
- Un cataclismo más antiguo, fechado hacia el 2600 a.C., durante el reinado de Ogygos, hijo de Poseidón y rey de los pelasgos.
- Un evento más reciente, datado entre 2180 y 1770 a.C., en los tiempos de Ogygos, fundador de Tebas en Beocia.
El Enfoque de Díaz-Montexano: Un Cataclismo Cósmico
En un intento de conciliar las fechas y las leyendas, Georgeos Díaz-Montexano plantea una teoría tan audaz como intrigante: la detención de la Tierra durante 24 horas, un fenómeno cósmico que habría desencadenado inundaciones, terremotos e incendios globales.
Evidencias y Argumentos:
- Cronología Ajustada: Díaz-Montexano descarta que la Atlántida se hundiera hace 12.000 años, proponiendo que el desastre ocurrió entre 2600 y 1550 a.C., durante la Edad del Bronce.
- Transformación de la Luna: Se basa en un relato de Manetón, quien describe un evento astronómico donde la Luna aumentó de tamaño durante el reinado del faraón Zoser (c. 2700-2600 a.C.), conectando este evento con el cataclismo.
- Diluvio de Noé: Propone que las fechas del Diluvio (2700-2600 a.C.) coinciden con la transformación lunar y el marco temporal del cataclismo de Ogygos.
- Teoría de la Detención Terrestre: Inspirado en los trabajos de Debreyne y Chaubard, argumenta que la Tierra pudo haberse detenido, causando un desplazamiento masivo de aguas oceánicas y un día y una noche prolongados.
Consecuencias Especulativas:
- Inundaciones globales devastaron las tierras bajas, mientras que terremotos arrasaron los asentamientos.
- Alteraciones en Venus podrían haber contribuido a cambios en su órbita, aunque esto es puramente especulativo.
- La prolongación de la noche y el día en sus respectivas mitades del globo explicaría incendios masivos y caos climático.
Un Mito que Resiste al Tiempo
Mientras la ciencia moderna desafía la viabilidad de estas teorías, el cataclismo de Ogygos sigue siendo un tema fascinante, una confluencia de mitología, astronomía y arqueología. El misterio, lejos de resolverse, parece ahondarse en cada nueva propuesta, recordándonos que los ecos del pasado aún resuenan con fuerza en nuestras especulaciones presentes.
A medida que avanzamos por la carretera, con los rayos del sol cayendo sobre la piedra y el polvo, no es difícil imaginar cómo aquellos antiguos desastres transformaron el mundo conocido. La historia de Ogygos, como la Atlántida, se desdibuja entre el mito y la realidad, pero su lección permanece: la naturaleza no es ajena a las civilizaciones humanas, y los eventos que hoy parecen impensables moldearon, alguna vez, el curso de la humanidad.
Km. 05,180 - El sol asoma tímidamente entre las colinas, iluminando el paraje conocido como "Los Pedazos". Nos detenemos, dejamos las bicicletas en la cuneta y avanzamos a pie hacia el Dolmen de Azután. Aquí, entre la quietud de la mañana y la fuerza imponente de las piedras, el pasado parece alzarse con voz propia. Este lugar no es solo un yacimiento arqueológico; es un umbral al misterio, un portal a una época en la que el hombre comenzaba a dialogar con los elementos y el cosmos.
El Dolmen de Azután: Guardian de la Historia
Construido durante el Neolítico medio, alrededor del V milenio a.C., el Dolmen de Azután es uno de los monumentos megalíticos más significativos de la Península Ibérica. Su estructura de corredor y cámara, compuesta por ortostatos dispuestos con precisión, evoca la ingeniería y la espiritualidad de sus constructores. Pero lo que lo hace verdaderamente especial no es solo su antigüedad, sino las teorías que lo conectan con la mítica Atlántida.
Un Diseño que Sugiere Conexiones Atlantes
La disposición del dolmen ha llevado a investigadores como Georgeos Díaz-Montexano a formular una hipótesis intrigante: podría ser una representación simbólica, en miniatura, de la Acrópolis de la Atlántida descrita por Platón. Según esta interpretación:
- El corredor del dolmen simbolizaría el canal de acceso a la metrópolis atlante, que conectaba el mar con la entrada de la ciudad.
- La cámara circular representaría la Acrópolis, el corazón de la Atlántida, donde se encontraban los templos y palacios más importantes.
- En algunos dólmenes similares, como el de Matarrubilla, se ha descubierto un bloque rectangular en el centro de la cámara. Díaz-Montexano lo asocia con el templo de Poseidón, descrito por Platón como el edificio principal de la Acrópolis.
El Cataclismo Grabado en Piedra
Uno de los aspectos más fascinantes del Dolmen de Azután son los grabados y decoraciones de sus ortostatos, que parecen narrar una historia de destrucción y caos. Estas imágenes incluyen:
- Seísmos e inundaciones: Grabados que representan olas gigantes y líneas que podrían simbolizar terremotos, una evocación del gran cataclismo que, según la leyenda, destruyó la Atlántida.
- Simbolismo astronómico: Junto a las escenas catastróficas aparecen símbolos de cuerpos celestes, sugiriendo que el evento pudo estar relacionado con un fenómeno astronómico.
- Anillos concéntricos: El dolmen muestra un diseño único con tres anillos concéntricos de ortostatos que rodean la cámara principal, un paralelismo con los tres fosos circulares que protegían la Acrópolis de la Atlántida, según Platón.
Evidencias y Escépticos
Aunque esta teoría resulta fascinante, la comunidad científica se muestra cautelosa:
- Falta de evidencias concluyentes: No existen pruebas arqueológicas que vinculen directamente el dolmen con la Atlántida, ni siquiera que confirmen la existencia de esta civilización perdida.
- Un debate constante: Los arqueólogos son prudentes al interpretar elementos simbólicos como evidencia de conexión con relatos mitológicos. Sin embargo, estas teorías han servido para enriquecer el debate y despertar el interés por la prehistoria de la región.
Un Lugar que Inspira Reflexión
Mientras el sol sigue ascendiendo, iluminando las líneas de los grabados, resulta inevitable reflexionar sobre la conexión entre historia y mito. ¿Qué llevó a los constructores del dolmen a grabar estas escenas de destrucción? ¿Podría haber un núcleo de verdad en las leyendas sobre la Atlántida?
El Dolmen de Azután nos invita a imaginar, a entretejer las historias de Platón con las evidencias prehistóricas y a considerar que, tal vez, la humanidad siempre ha buscado respuestas en la tierra y las estrellas. Este lugar, con su misterio intacto y su conexión con el pasado más remoto, seguirá intrigando a quienes lo visiten, una generación tras otra.
Volvemos a las bicicletas, dejando tras de nosotros este imponente vestigio. Pero el Dolmen de Azután no se queda atrás; su historia viaja con nosotros, como un susurro que resuena en cada pedalada, recordándonos que, aunque el tiempo avance, los misterios del pasado nunca dejan de acompañarnos.
Km. 06,840 - Volvemos sobre nuestras rodadas, regresando al punto kilométrico 03,400 para retomar el Camino Viejo de Puente del Arzobispo a Navalmoralejo. El pedaleo nos lleva de nuevo a reflexionar sobre el entorno que atravesamos: la comarca de La Jara. Este rincón de Toledo, con su historia milenaria y su riqueza arqueológica, ha despertado el interés de investigadores por una posible, aunque controvertida, conexión con la mítica Atlántida. Aunque la hipótesis carece de pruebas concluyentes, los elementos presentes en la región invitan a dejar volar la imaginación y adentrarse en el fascinante territorio de la especulación.
Evidencias Arqueológicas: Huellas del Pasado
La Jara guarda un legado material que algunos investigadores han relacionado con el relato de Platón sobre la Atlántida. Estos vestigios, aunque abiertos a interpretación, tienen un atractivo innegable.
- Estelas de Guerrero: En esta comarca se han hallado estelas de guerrero del Bronce Final, que forman parte de un conjunto icónico del suroeste peninsular. Estas estelas, que muestran figuras con cuernos de toro y escudos circulares, han sido interpretadas como representaciones de los "guerreros-toro" mencionados en teorías atlantes. Según esta visión, los escudos podrían simbolizar la metrópolis de la Atlántida, con su diseño de anillos concéntricos y canales.
- Dolmen de Azután: Ya visitado en nuestro recorrido, el dolmen sigue siendo un punto de conexión entre mito y arqueología. Su corredor y cámara circular evocan la Acrópolis de la Atlántida, tal como Platón la describió. Su posible simbolismo astronómico refuerza la idea de un pueblo que buscaba representar fenómenos celestiales y eventos catastróficos en su arte.
- Riqueza Minera: La Jara, al igual que otras regiones del suroeste ibérico, fue un territorio con abundantes recursos minerales. Oro, cobre y estaño fueron explotados en tiempos antiguos, atrayendo el comercio y, tal vez, colonias de pueblos lejanos. Este contexto económico encaja con la imagen de una civilización avanzada, como los atlantes, que dependía de sus riquezas naturales.
Conexiones Mitológicas y Tradicionales: Ecos del Pasado
La arqueología no es la única puerta al pasado. Los mitos y tradiciones también contribuyen a esta enigmática relación.
- El Dios Shu / Atlas: Atlas, el mítico primer rey de la Atlántida, encuentra paralelismos en Shu, el dios egipcio que sostiene el cielo. Esta figura, vinculada al occidente, aparece en relatos y representaciones que podrían haber influido en las culturas de esta región.
- Topónimos Reveladores: En pocos kilómetros llegaremos a La Estrella, un nombre que evoca a Atlas, conocido en la mitología como "El Estrellero". Este tipo de toponimia, aunque especulativa, alimenta la conexión con relatos mitológicos.
Un Debate Sin Conclusión: Interpretaciones y Controversias
Es crucial reconocer que la relación entre La Jara y la Atlántida sigue siendo una hipótesis basada en interpretaciones de elementos arqueológicos y mitológicos. No existen pruebas definitivas que confirmen la existencia de la Atlántida, ni mucho menos su vínculo con esta región de Toledo.
- Ausencia de Evidencias Contundentes: No se han encontrado restos materiales que puedan atribuirse inequívocamente a la Atlántida. Los grabados, estelas y dólmenes de La Jara tienen paralelismos interesantes, pero no ofrecen certeza.
- Naturaleza Controvertida del Mito: Muchos académicos consideran la Atlántida como un mito creado por Platón para ilustrar principios filosóficos. Situarla en un contexto histórico o geográfico es, para muchos, entrar en terreno especulativo.
Volvemos al Camino Viejo con un pedaleo constante, mientras el horizonte de La Jara se despliega ante nosotros. Esta tierra, rica en historia y misterio, nos recuerda que el pasado no solo se encuentra en las piedras, sino también en las historias que nos atrevemos a imaginar. La búsqueda de la Atlántida, como todo gran mito, es más un viaje interior que una meta, y en estas tierras toledanas ese viaje apenas comienza.
Km. 08,470 - La pista nos lleva a una bifurcación en el paraje de La Dehesilla, donde el Camino Nuevo de Puente a Navalmoralejo se separa del Viejo. Sin dudarlo, elegimos continuar por este último, un trazado que recorre el corazón de La Jara toledana de norte a sur, vertebrando el territorio con la fuerza silenciosa de los caminos antiguos. A medida que avanzamos, un mapa mental de la ruta se dibuja en nuestra mente, un recorrido que conecta los vestigios de un pasado remoto con las piezas de un enigma milenario: la búsqueda de la Atlántida.
Ramificaciones Principales: Hitos del Pasado
Cada punto del camino es una conexión con la historia, un fragmento que contribuye al relato de estas tierras.
- Dólmenes: El Dolmen de Azután, con sus grabados que parecen narrar catástrofes similares a las descritas por Platón, emerge como un testimonio de la creatividad y la espiritualidad de sus constructores. Su diseño sugiere una posible representación a escala de la Acrópolis de la Atlántida, reforzando la conexión con el mito.
- Castros Vettones: Los castros de la Edad del Hierro, como el Monte de Venus, nos hablan de resistencia y refugio. Aquí, el caudillo lusitano Viriato encontró asilo, mientras la tradición de los escultores de verracos conectaba estas tierras con el mítico Gerión, el rey de Tartessos.
- Ciudad-Fortaleza Islámica: Abandonada de forma repentina, esta urbe aún guarda secretos en sus cimientos, que podrían remontarse a épocas romanas o incluso visigodas. Es un lugar donde la historia se entrelaza con las leyendas, tal vez incluso con el relato de San Vicente y sus hermanas.
- Estelas de Guerrero: Las estelas encontradas en la región representan a los "Guerreros-Toro", figuras con grandes cornamentas que simbolizan fuerza y poder. Los escudos circulares que portan evocan la metrópolis de la Atlántida, con sus anillos concéntricos de agua y tierra.
- Conexión con Tartessos: La Jara comparte elementos con esta civilización rica en recursos minerales, famosa por sus minas de oro, cobre y estaño. Las antiguas vías de comunicación, como las cañadas pastoriles conocidas como "XARA > JARA" o "El Desierto Verde", refuerzan la idea de un nexo comercial y cultural con el mundo atlante.
Conceptos Clave: Descifrando el Enigma
El recorrido no es solo físico; es un viaje conceptual a través de los símbolos y las conexiones que dan forma a la historia de La Jara:
- Tartessos y la Atlántida: El vínculo entre estas civilizaciones resuena en las estelas de guerrero y en la riqueza minera que hizo de esta región un enclave estratégico.
- El Simbolismo del Toro y los Círculos Concéntricos: Desde las grandes cornamentas de los guerreros hasta los escudos que portan, el toro se alza como símbolo atlante por excelencia, representado también en el templo de Poseidón descrito por Platón.
- Atlas y La Estrella: La conexión con el dios Atlas, primer rey de la Atlántida, se refuerza en toponimias como La Estrella, un eco mitológico que aún persiste en estas tierras.
- El Misterio Permanente: Las respuestas completas aún escapan a nuestra comprensión, pero los fragmentos arqueológicos y mitológicos invitan a seguir explorando.
Invitación a la Exploración: Un Viaje a Través del Tiempo
La ruta "Por las Huellas de la Atlántida" no es solo un desafío ciclista; es un puente entre el presente y un pasado que aún palpita bajo el polvo de los senderos. Cada kilómetro revela una pieza más del rompecabezas, desde los grabados del Dolmen de Azután hasta las estelas de guerrero que parecen contarnos historias de gloria y desastre.
Pedalear por este territorio es más que un ejercicio físico: es una invitación a soñar, a imaginar civilizaciones perdidas y a conectar con la historia de una manera profunda. La Jara toledana guarda celosamente sus secretos, pero para quienes tienen el coraje de recorrer sus caminos, promete algo más que respuestas. Promete un viaje hacia lo desconocido, un eco que resuena en cada curva y en cada pedazo de historia bajo nuestras ruedas.
Seguimos adelante, con el misterio como compañero y la promesa de nuevos descubrimientos en el horizonte.
Km. 11,000 - El Viejo Camino serpentea junto a la orilla izquierda del Arroyo de la Anguilucha, guiándonos por el paraje de La Hoz. Aquí, el paisaje parece contener secretos en cada curva y cada elevación, como si las piedras y los nombres de los lugares quisieran narrarnos historias olvidadas. Al otro lado del arroyo, en un punto elevado, se alza lo que una vez fue una Atalaya árabe, vigilante y silenciosa, guardiana de estas tierras. Un poco más allá, otra elevación conocida como El Castillejo se alza con un aura misteriosa, rodeada de topónimos que evocan tiempos aún más antiguos.
Topónimos como Testigos de la Historia
Los nombres "La Campana" y "Las Mesillas" despiertan la imaginación. En las antiguas tradiciones, los topónimos solían reflejar características del lugar o preservar la memoria de estructuras significativas:
- La Campana: Podría hacer referencia a la forma de la elevación, semejante a una campana, o incluso a una tradición oral que se ha perdido en el tiempo. En algunos casos, nombres como este están vinculados a dólmenes, cuyos perfiles recuerdan campanas invertidas.
- Las Mesillas: Un nombre que sugiere pequeñas mesas o estructuras planas, evocando plataformas megalíticas o tumbas de corredor que alguna vez se alzaron en el área.
Reflexión en el Camino
Mientras avanzamos junto al arroyo, el aire parece cargado de preguntas sin respuesta. ¿Qué historias se esconden tras los nombres y las piedras de este lugar? ¿Fueron estas colinas testigos de civilizaciones mucho más antiguas que la árabe, dejando rastros que aún no hemos logrado descifrar?
La combinación de elementos—una atalaya que mira desde las alturas, un arroyo que fluye como un hilo de vida, y topónimos que sugieren estructuras olvidadas—crea un paisaje que no solo es bello, sino también cargado de significado. Cada pedalada nos lleva más lejos en el camino, pero también más profundamente en el pasado. La historia aquí no es lineal; es un entramado de eras que se superponen, como capas de un pergamino que solo ahora comenzamos a desentrañar.
Km. 11,850 - El camino nos lleva al pequeño municipio de Navalmoralejo, enclavado en La Jara toledana. Este lugar, sereno y modesto a primera vista, guarda un rico patrimonio histórico que abarca milenios, desde la prehistoria hasta la actualidad. Su posición estratégica cerca del valle del río Huso, un afluente del Tajo, le ha conferido un papel clave en la historia de la región, convirtiéndolo en un cruce de caminos y culturas.
Tradiciones Ancestrales: La Piedra Fariza y San Antón
En Navalmoralejo, la tradición sigue viva en torno a un ritual fascinante que tiene lugar cada 17 de enero: el deslizamiento por la Piedra Fariza durante la festividad de San Antón, patrón de los animales.
- Un Ritual de Fertilidad y Buena Suerte: La Piedra Fariza, lisa e inclinada, se convierte en el escenario de un acto cargado de simbolismo. Deslizarse por su superficie es un gesto que rememora tiempos ancestrales, vinculado a la fertilidad de la tierra y a la renovación cíclica de la vida.
- Fertilidad: Representa la siembra y la esperanza de cosechas abundantes.
- Buena suerte: Purificación y despedida de lo negativo del año anterior, abriendo un nuevo ciclo de prosperidad.
- La Celebración Comunitaria: La festividad de San Antón es una ocasión para el encuentro y la convivencia. Tanto niños como adultos participan en el ritual, que se combina con comidas, bebidas y celebraciones familiares en un ambiente festivo.
Un Lugar Donde Convergen Tiempos y Tradiciones
Navalmoralejo es más que un pequeño municipio; es un puente entre épocas, un lugar donde las tradiciones persisten y las huellas del pasado se combinan con la vida contemporánea. Desde los vestigios de la Edad del Bronce hasta la magia de la Piedra Fariza, este rincón de La Jara invita al visitante a detenerse, explorar y reflexionar sobre la conexión inquebrantable entre la historia y el presente.
Km. 12,000 - A la salida de Navalmoralejo, nos encontramos con la Cañada Real Leonesa Oriental, que en este punto realiza un giro pronunciado hacia el oeste, evitando adentrarse en la localidad. Este trazado, cargado de historia, no es solo una vía pecuaria; es una arteria que ha moldeado el paisaje y la cultura de La Jara durante siglos. Su presencia es un testimonio vivo de la interacción entre el hombre y la naturaleza, de los movimientos de ganado y las conexiones culturales que tejieron el pasado de la península.
La Cañada Real Leonesa Oriental: Vía de Trashumancia y Patrimonio Cultural
Las Cañadas Reales, como esta, son vestigios de una época en que la trashumancia era el eje de la economía y la cultura en España. Con una anchura que oscila entre 75 y 90 metros, estas rutas permitían el paso de grandes rebaños, principalmente de ovejas merinas, conectando las regiones más distantes de la península.
- Origen e Historia: Su origen se remonta a la Edad Media, particularmente al siglo XIII, con la creación del Honrado Concejo de la Mesta, una poderosa organización que regulaba la trashumancia.
Estas rutas no solo facilitaban el movimiento del ganado, sino que actuaban como canales de comercio e intercambio cultural entre las diferentes regiones de España.
- La Cañada y La Jara: La comarca de La Jara, con sus extensos pastos y su posición estratégica entre la Sierra de Gredos y el valle del Tajo, fue un punto clave en estas rutas. Aquí, la trashumancia dejó su huella en la toponimia, como lo demuestra la presencia del término "Mina" a ambos lados de esta cañada, evidencia de antiguas explotaciones mineras ahora desaparecidas.
Ecos Prehistóricos: La Cañada como Ruta de Civilizaciones Antiguas
Esta vía no solo fue crucial en la Edad Media, sino que su uso se remonta a tiempos prehistóricos, como lo demuestra el yacimiento de El Castrejón, en Aldeanueva de San Bartolomé. Este asentamiento estratégico, situado sobre la cañada, habría utilizado esta ruta para el tránsito de ganado y el comercio, convirtiéndola en una arteria económica y cultural ya desde la prehistoria.
- Estelas de Guerrero: En las cercanías de la cañada se han hallado estelas de guerrero, como la de Aldeanueva de San Bartolomé II. Estas piezas, datadas en la Edad del Bronce, no solo servían como monumentos funerarios, sino que también podrían haber actuado como marcadores territoriales, delimitando el control sobre la cañada y sus recursos.
- Dólmenes y Megalitismo: La proximidad de dólmenes a la Cañada Leonesa Oriental sugiere que esta vía desempeñó un papel en la difusión del megalitismo. Estos monumentos funerarios, con sus enormes bloques de piedra, son testigos de comunidades prehistóricas que compartían una cultura y creencias a lo largo de estas rutas.
- Impacto Económico, Social y Cultural: El papel de la Cañada Real Leonesa Oriental no se limita al movimiento de ganado. Esta ruta conectó regiones y culturas, favoreciendo el intercambio de ideas, tradiciones y técnicas.
- Intercambio Cultural: El paso de pastores y ganado a través de diferentes territorios permitió la transmisión de conocimientos y costumbres entre comunidades lejanas.
- Conexión con Tartessos y la Atlántida: Algunos investigadores sugieren que estas rutas pudieron facilitar la conexión entre culturas antiguas, como Tartessos, e incluso alimentar las leyendas de la Atlántida debido a los recursos minerales y las influencias culturales que circularon por ellas.
Un Patrimonio a Conservar
Aunque hoy en día la trashumancia ha perdido su relevancia económica, la Cañada Leonesa Oriental sigue siendo un elemento de gran valor patrimonial. Su conservación no solo nos conecta con la historia, sino que también nos permite reflexionar sobre cómo las antiguas sociedades aprovecharon y transformaron el paisaje.
Aspectos Destacables:
- Extensión y Conexión: Une Extremadura con el norte de la Península Ibérica, atravesando La Jara y otras comarcas.
- Usos Prehistóricos: Desde tiempos del megalitismo, esta vía facilitó el comercio, la trashumancia y el intercambio cultural.
- Relación con Monumentos: Su proximidad a estelas de guerrero y dólmenes refuerza su papel como eje cultural y territorial.
Al avanzar por este tramo, es inevitable imaginar el bullicio de los rebaños y el eco de los pastores que durante siglos transitaron estas tierras. La Cañada Real Leonesa Oriental no es solo un camino; es una crónica grabada en el paisaje, un testigo de la evolución de las sociedades humanas que la utilizaron como vía de vida y comunicación.
Km. 14,770 - Al dejar atrás la Cañada Real Leonesa Oriental, tomamos el Camino de las Tres Anguiluchas que nos conduce directamente a La Estrella, una localidad que parece guardar, entre su topónimo y sus leyendas, ecos de un pasado remoto. Este cambio de senda, en un paisaje donde la historia y la naturaleza se entrelazan, nos lleva a reflexionar nuevamente sobre el mito de la Atlántida, esa civilización legendaria que Platón inmortalizó en sus diálogos Timeo y Critias.
La Atlántida: Un Mito que Resiste al Tiempo
Desde su descripción por Platón en el siglo IV a.C., la Atlántida ha capturado la imaginación de generaciones, desafiando nuestra comprensión del pasado. En los textos, esta isla-continente, situada más allá de las Columnas de Hércules (el actual Estrecho de Gibraltar), se alza como un prodigio de arquitectura, ingeniería y civilización, para luego sucumbir, trágicamente, en una sola noche.
Ubicación: Más allá de las Columnas de Hércules, en el Atlántico.
- Estructura de la capital: Anillos concéntricos de tierra y agua, con un canal que conectaba la ciudad al mar.
- Civilización: Avanzada en tecnología, gobierno y agricultura, y profundamente devota a Poseidón, su dios protector.
- Destrucción: Un cataclismo de terremotos e inundaciones sumergió la isla, borrándola del mapa en un día y una noche.
Cuestionando la Cronología Tradicional
Mientras algunos han tomado literalmente la cronología de Platón, situando la destrucción de la Atlántida en torno al 9600 a.C., otros, como Georgeos Díaz-Montexano, argumentan que esta interpretación tiene fallos. Según su teoría:
- La fecha de 9.000 años antes de Solón no describe la destrucción, sino la fundación de la Atlántida y Atenas.
- La civilización atlante floreció y cayó durante la Edad del Bronce, entre el 2600 a.C. y el 1600 a.C., coincidiendo con eventos sísmicos y tsunamis documentados en el Atlántico y el Mediterráneo.
Evidencias que Respaldan un Final en la Edad del Bronce:
- Progresión tecnológica: El uso del cobre, estaño, bronce y oricalco encaja con los avances de la Edad del Bronce.
- Conquistas atlantes: Platón narra la expansión de los atlantes por el Mediterráneo, hasta su derrota a manos de Atenas, lo que sugiere un periodo más reciente.
- Contexto egipcio: Los sacerdotes de Sais mencionados en el Timeo ya habrían existido como civilización antes del cataclismo atlante.
Km. 15,760 - Al llegar a la altura de las Casas de los Riscales, dejamos el Camino de las Tres Anguiluchas y giramos a la derecha para tomar el "Camino Real" que conecta Navalmoralejo con Aldeanueva de San Bartolomé. Este trazado histórico, que se extiende paralelo a la Cañada Real Leonesa Oriental que dejamos atrás, nos lleva a través de un paisaje en el que la historia y la naturaleza se entretejen.
Tras cruzar el barranco de los Ballesteros, el camino comienza a desdibujarse, como si la modernidad hubiera decidido enterrar parte de su memoria. La ruta se adentra en una finca conocida como La Lavosilla, donde se cree que en tiempos pasados hubo minas, posiblemente de los mismos minerales que dieron fama a esta región. Aquí, el Camino Real parece desaparecer, perdido en el olvido y la maleza, para reaparecer kilómetros más adelante, como si quisiera jugar con nuestra percepción del tiempo y el espacio.
Km. 18,470 - Restablecemos la conexión con el Camino hacia Aldeanueva de San Bartolomé tras rodear el paisaje y acercarnos al paraje conocido como Canto Hincado. Este lugar, bautizado con un nombre que evoca una roca vertical profundamente enraizada en la tierra, parece estar imbuido del mismo simbolismo que las estelas de guerrero halladas en los alrededores. Estas piedras, conocidas como estelas del Suroeste, han desvelado fragmentos de la vida, las creencias y los ritos de las sociedades que habitaron la Península Ibérica en la Edad del Bronce Final.
Estelas de Guerrero: Monumentos a un Pasado Milenario
Dispersas por el suroeste de la Península, las estelas de guerrero son artefactos fascinantes que retratan a guerreros, animales y armas, y entre sus iconografías más enigmáticas están los guerreros-toro: figuras humanas con cuernos prominentes que emergen directamente de sus cabezas.
Evidencias de los Guerreros-Toro
- Representaciones Únicas: Numerosas estelas muestran figuras con cuernos que no parecen ser parte de cascos, sino una característica inherente a la figura humana.
- Distinción de Cascos: Mientras algunos guerreros llevan cascos cónicos sin cuernos, los guerreros-toro destacan por esta peculiaridad, que parece estar cargada de simbolismo.
El Significado de los Guerreros-Toro
Los guerreros-toro trascienden su representación artística, proyectando un complejo simbolismo que conecta a estas culturas con el toro, un animal de inmensa relevancia en muchas civilizaciones antiguas.
- Descendencia Totémica: Los cuernos podrían simbolizar una conexión espiritual o totémica con el toro, representando fuerza, poder y fertilidad.
- Casta Guerrera: Estas figuras podrían ser representantes de una élite guerrera que adoptó al toro como su emblema.
- Paralelos Culturales: Este tipo de veneración animal encuentra eco en otras culturas, como los cultos al bisonte, el oso cavernario o el león en el Paleolítico.
Cronología y Distribución Geográfica
Las estelas de guerrero tienen sus raíces en el Bronce Final (1325-850 a.C.), y aunque se concentran mayoritariamente en el oeste peninsular, su influencia se extiende desde el Guadalquivir hasta el Miño, y de la costa portuguesa a la Meseta.
- Evolución: Las estelas más antiguas presentan iconografía simple, mientras que las más recientes incorporan elementos más elaborados, mostrando una evolución en técnica y simbolismo.
- Extensión Territorial: La distribución amplia de estas estelas sugiere redes culturales y comerciales activas en la época.
Iconografía y Función: Más que un Arte Monumental
Además de guerreros y armas, las estelas incluyen:
- Escudos con círculos concéntricos: Estos diseños se asemejan a la descripción platónica de la capital de la Atlántida, lo que ha llevado a algunos investigadores a proponer una conexión simbólica.
- Interpretación Territorial y Funeraria: Aunque inicialmente se consideraron hitos funerarios, recientes hallazgos sugieren que también podrían marcar territorios, rutas comerciales o recursos clave.
La Atlántida y los Guerreros-Toro: Una Hipótesis Controvertida
El vínculo entre los guerreros-toro y la Atlántida ha sido propuesto por algunos investigadores, basándose en:
- Cronología Compatible: Las fechas de las estelas coinciden con algunos de los periodos propuestos para la Atlántida.
- Simbolismo Atlante: El toro, como símbolo sagrado de los atlantes, podría haber influido en la creación de estas figuras.
- Dios Atlas / Schu: Representaciones de este dios en algunas estelas refuerzan la conexión mitológica.
Aunque esta hipótesis es fascinante, carece de pruebas concluyentes y sigue siendo un tema de debate en la arqueología y la historiografía.
Km. 21,620 - El camino nos conduce a un desvío hacia la derecha, adentrándonos en el paraje conocido como La Aldehuela. El nombre del lugar, cargado de significado etimológico, deriva del árabe ad-dáyya, que hace referencia a una "aldea", "finca" o "cortijo". El sufijo diminutivo -uela convierte el término en una versión más pequeña, un "pueblo de corto vecindario, sin jurisdicción propia". Este diminutivo, sin embargo, no disminuye la importancia histórica del lugar, que nos guía hacia uno de los monumentos megalíticos más destacados de la región: el Dolmen de La Estrella, también conocido como Dolmen de La Aldehuela.
Km. 21,830 - Nos detenemos frente al Dolmen de La Estrella, también conocido como Dolmen de La Aldehuela, un monumento megalítico que se alza como testimonio de las comunidades que habitaron estas tierras hace más de cuatro mil años. Situado en la finca de La Aldehuela, este sepulcro de corredor refleja la complejidad y el simbolismo de las sociedades del Calcolítico, también conocida como la Edad del Cobre. Aquí, las piedras hablan de rituales, jerarquías y una relación profunda con el entorno natural.
El Dolmen de La Estrella: Arquitectura y Simbolismo
Construido en el contexto del Neolítico Final-Calcolítico, este dolmen de corredor destaca por su diseño elaborado:
- Estructura: Una cámara circular, accesible a través de un largo corredor, está cubierta por un túmulo circular que incluye dos anillos de ortostatos. Estos anillos servían para contener la presión del túmulo, reflejando un profundo conocimiento de la ingeniería prehistórica.
- Ritual Funerario: En su interior se practicaban inhumaciones colectivas a lo largo del tiempo, lo que sugiere un lugar de gran importancia espiritual para la comunidad.
Grabados y Misterios
Al igual que el Dolmen de Azután, el Dolmen de La Estrella presenta grabados que añaden un aura de misterio:
- Hombres Esquemáticos: Figuras humanas estilizadas, quizás representaciones de ancestros o deidades protectoras.
- Cazoletas: Pequeños huecos circulares tallados en las piedras, cuyo significado sigue siendo objeto de especulación, desde símbolos astronómicos hasta elementos de rituales sagrados.
Conexión con las Minas y el Comercio del Cobre
Ubicado cerca de las antiguas minas de cobre de La Borracha y de Campillo de La Jara, la proximidad del dolmen a estos recursos no parece casual. Estas comunidades no solo practicaban la agricultura y la ganadería, sino que también dominaban la extracción y el comercio del cobre, un recurso esencial para la tecnología de la época. Este intercambio de bienes y conocimientos pudo haber tejido redes culturales y económicas que conectaban a La Jara con otras regiones del Mediterráneo.
Una Hipótesis Atlante: La Acrópolis en Miniatura
Algunos investigadores han propuesto una fascinante teoría: los dólmenes de corredor, como el de La Estrella, podrían representar a escala la Acrópolis de la Atlántida descrita por Platón.
- La Cámara Circular: Interpretada como la isla central de la metrópolis atlante.
- El Corredor: Evocaría el canal que conectaba la ciudad con el mar.
- Grabados: Las figuras y símbolos podrían narrar la catástrofe que destruyó esta mítica civilización, como se describe en el Critias.
Aunque esta interpretación carece de evidencia concluyente, añade un atractivo especial a la visita, conectando el pasado prehistórico de La Jara con uno de los mitos más duraderos de la humanidad.
Un Patrimonio en Peligro
A pesar de su importancia histórica y arqueológica, el Dolmen de La Estrella se encuentra en un estado preocupante:
- Abandono: Sin señalización ni mantenimiento, su acceso es complicado y está invadido por la vegetación, con chaparros que superan el metro y medio de altura.
- Reutilización: El dolmen ha sido alterado en épocas posteriores, lo que limita la posibilidad de encontrar restos originales en su interior.
- Falta de Presupuesto: Aunque se han realizado excavaciones, como las lideradas por Mimí Bueno, no se han destinado recursos para su conservación y puesta en valor.
Es imprescindible que las autoridades y la sociedad reconozcan el valor de este lugar y tomen medidas para garantizar su conservación. Este dolmen no solo pertenece a La Jara; es parte del legado de todos nosotros, un recordatorio de que la historia, si no se cuida, corre el riesgo de desvanecerse bajo el peso del tiempo y el olvido.
Seguimos adelante, pero el Dolmen de La Estrella deja su huella en nuestras mentes, como una llamada a preservar el pasado para que pueda seguir contando sus historias a las generaciones futuras.
Km. 22,180 - Tras deshacer nuestras rodadas para reconectar con el "Camino Real", tomamos el desvío a la izquierda, justo a la altura del arroyo del Ejido. Este tramo, una pista de servicio moderna que conecta La Aldehuela con La Estrella, nos lleva a reflexionar sobre la minería ancestral que impregnó esta tierra de actividad y vida.
La Mina de la Borracha: Un Testigo de la Minería Antigua
Situada a 1,95 kilómetros al oeste del Dolmen de La Aldehuela, en la Cañada Real Leonesa Oriental, la mina de la Borracha es un vestigio palpable de la intensa actividad minera que caracterizó a La Jara desde tiempos prehistóricos. Aunque los registros específicos sobre esta mina son escasos, su proximidad a otros yacimientos y asentamientos, como el poblado de El Castrejón, ofrece una pista sobre su importancia histórica.
Minería en La Jara: Una Historia Milenaria
La región de La Jara fue un punto estratégico para la minería desde la Edad del Bronce. Su riqueza en cobre, estaño, hierro, plata y oro atrajo a comunidades humanas que supieron aprovechar estos recursos para desarrollar tecnologías avanzadas para su época.
- Cobre y Estaño: La presencia de yacimientos ricos en ambos metales sugiere que La Jara pudo haber sido un centro para la producción de bronce, una aleación clave que marcó el progreso de las civilizaciones del Calcolítico y la Edad del Bronce.
- Asentamientos Mineros: Yacimientos como El Castrejón, ubicado estratégicamente en el valle del Andilucha, refuerzan la idea de una relación directa entre las explotaciones mineras y los asentamientos prehistóricos.
La Mina de la Borracha: Características y Función
Aunque abandonada, las trincheras y galerías aún visibles en la mina de la Borracha revelan la magnitud de la actividad minera en la región:
- Técnicas de Extracción: Las excavaciones en roca blanda y los sistemas de transporte rudimentarios permitían extraer el mineral y trasladarlo a los puntos de procesamiento.
- Economía y Sociedad: Es probable que la minería no solo sustentara las necesidades locales, sino que también impulsara el comercio con regiones vecinas, haciendo de La Jara un nodo en redes económicas más amplias.
El Contexto del Bronce y la Proliferación de Asentamientos
La riqueza mineral de La Jara no solo explica su actividad económica, sino también la proliferación de asentamientos en una zona donde los recursos agrícolas eran limitados. El cobre y el estaño, esenciales para la fabricación de herramientas y armas, pudieron haber convertido a la región en un centro de innovación tecnológica y desarrollo social.
- Aleación Natural: Algunos investigadores sugieren que la combinación de cobre y estaño en la región permitió la producción natural de bronce, un factor que habría incentivado aún más la explotación de los yacimientos.
- Asentamientos Estratégicos: Lugares como El Castrejón destacan por su ubicación en puntos elevados que ofrecían seguridad y control sobre los recursos y las rutas de comercio.
Km. 24,800 - El arroyo de Anguilucha, con su evocador nombre de raíz despectiva hacia la anguila, nos acompaña mientras lo cruzamos por un puente. En estas tierras donde el agua murmura historias antiguas, encontramos un legado del pasado: la Estela de Guerrero de La Estrella. Este fascinante vestigio, descubierto en la orilla derecha del arroyo, en la finca Los Pósitos, se alza como un testimonio silencioso de las comunidades que habitaron La Jara durante el Bronce Final.
La Estela de Guerrero de La Estrella: Un Hombre-Toro de la Historia
Datada entre el 900 y el 701 a.C., esta estela se inscribe en el marco cultural del Bronce Final, un periodo de transformación tecnológica y social en la Península Ibérica. Su diseño esquemático pero cargado de simbolismo revela una visión del mundo donde la guerra, el poder y el misticismo se entrelazaban.
Características de la Estela
Figura Antropomorfa:
La representación principal, de apenas 33 cm de longitud, muestra un guerrero de frente, con un casco de cuernos distintivo que lo asocia al arquetipo del Hombre-Toro.
El cuerpo, aunque esquemático, incluye detalles como las extremidades superiores en forma de "U" invertida y trazos finos que sugieren los dedos de las manos.
La cabeza se separa del torso mediante una oquedad, destacándola como un elemento de especial relevancia.
Armas y Equipamiento:
- Espada Pistiliforme: Ubicada bajo la mano izquierda, esta espada presenta una hoja alargada y delgada, con empuñadura y pomo en forma de "T", un diseño característico de la época.
- Lanza: Aunque incompleta, la lanza en posición vertical con un regatón circular denota el equipo ofensivo del guerrero.
- Escudo: A la derecha de la figura, el gran escudo de tres círculos concéntricos refuerza la conexión simbólica con la Atlántida, como posible representación de la ciudad descrita por Platón. En el centro, un motivo similar a una cruz sugiere una carga simbólica adicional, posiblemente ritual o identificativa.
Conexión Atlante
Los cascos de cuernos, el toro como símbolo sagrado y los escudos concéntricos alimentan las teorías que vinculan estas estelas con la cultura descrita en el Critias de Platón.
La Estela y su Contexto Arqueológico
La ubicación de la estela, a apenas 1,45 kilómetros al sureste del Dolmen de La Aldehuela, sugiere una red cultural y territorial donde los elementos funerarios y los símbolos de poder estaban interrelacionados.
El arroyo de Anguilucha fluye bajo nuestras ruedas, pero sus márgenes son mucho más que un paisaje. Son la cuna de una historia que, como la estela misma, nos invita a detenernos, observar y reflexionar sobre el vínculo entre las piedras, las creencias y las vidas de quienes habitaron La Jara hace más de tres mil años. Seguimos adelante, llevando con nosotros el eco de este guerrero-toro, un guardián inmortal que nos conecta con el legado de una época fascinante.
Km. 26,110 - Entramos en La Estrella, un pequeño pueblo enclavado en la comarca de La Jara, en Toledo, cuyo nombre parece resonar con la historia antigua y el misterio. Situado en la margen derecha del arroyo Anguilucha, este lugar guarda en su topónimo y en sus tierras una riqueza histórica que invita a la reflexión. Según el historiador Fernando Jiménez de Gregorio, La Estrella podría significar "El Castillo", vinculado al castro de la Edad del Hierro que se encuentra en la cima de la Sierra de la Estrella. Sin embargo, abro un melón con mí siguiente hipótesis que conecta el nombre con una figura mitológica de peso: Atlas, el Estrellero, y su relación con la mítica Atlántida, basada en la obra de Díaz-Montexanos.
Atlas y Shu: Los Sostenedores del Cosmos
Dos mitologías, la egipcia y la griega, se encuentran en la figura de Shu/Atlas, deidad dual que encarna la fuerza y el conocimiento, el sostén del cielo y el guardián de los secretos cósmicos.
Shu / Schu: El Dios Egipcio del Aire y la Luz
- Significado del Nombre: Shu significa "vacío" o "el que se levanta", aludiendo al espacio entre el cielo y la tierra.
- Rol Cósmico: Es quien separa el cielo de la tierra, asegurando el equilibrio del universo.
- Representación: Con una pluma de avestruz como símbolo, Shu aparece levantando a Nut, el cielo, con los brazos extendidos, una imagen de orden y estabilidad cósmica.
- Conexión con el Oeste: Shu era conocido como "El Jefe de las Fortalezas del Oeste", vinculando su figura con los confines del mundo conocido y porque no, al castro que intentaremos visitar más adelante.
Atlas: El Titán que Sostiene el Cielo
- Orígenes y Castigo: Como Titán, Atlas fue condenado por Zeus a cargar con la bóveda celeste por la eternidad tras la Titanomaquia.
- Relación con el Jardín de las Hespérides: Atlas vigilaba este mítico jardín en el extremo occidental, hogar de las manzanas doradas de la inmortalidad.
- El Estrellero: Atlas es asociado con la astronomía y la esfera zodiacal, subrayando su papel como símbolo de conocimiento celestial.
La Atlántida y Shu / Atlas: Un Vínculo Fascinante
La posible conexión entre Shu / Atlas y la Atlántida se basa en múltiples elementos que entrelazan el mito con la historia:
- Atlas, Rey de la Atlántida: Según Platón, Atlas era el primer rey de la Atlántida, uniendo directamente esta figura mitológica con la civilización perdida.
- Ubicación en el Oeste: Tanto Atlas como Shu están vinculados a regiones occidentales, cerca de donde Platón sitúa la Atlántida.
- Representaciones en Estelas: En algunas estelas de guerrero del suroeste ibérico, se han identificado figuras que recuerdan a Shu sosteniendo el cielo o cargando un carro, interpretado como la constelación de la Osa Mayor.
El Significado de La Estrella en la Historia y el Mito
La conexión etimológica y simbólica del nombre La Estrella con Atlas, el Estrellero, añade una dimensión intrigante al pequeño pueblo de La Jara. Si aceptamos esta hipótesis, el nombre podría aludir no solo al castro de la Sierra de la Estrella, sino también a una tradición más profunda que vincula el territorio con la astronomía, el conocimiento y el orden cósmico.
- Simbolismo de la Estrella: En muchas culturas, la estrella es símbolo de guía, sabiduría y conexión con lo divino, elementos que resuenan en la figura de Atlas / Shu.
- Castillos y Fortalezas: Siendo Shu "El Jefe de las Fortalezas del Oeste", no resulta descabellado pensar que el nombre La Estrella evoque un pasado donde los castros y fortalezas tenían un papel central en la identidad del lugar.
Investigación y Futuro
El legado de Shu / Atlas y su posible conexión con la Atlántida abre la puerta a nuevas interpretaciones de los restos arqueológicos y toponímicos de La Jara.
- Estelas de Guerrero: La investigación en curso sobre las estelas de guerrero, como la de La Estrella, podría aportar evidencias sobre el simbolismo astronómico y el papel del toro y el cosmos en la cultura del Bronce Final.
- Vínculos Atlánticos: El análisis de yacimientos como el Dolmen de La Aldehuela y las minas de cobre refuerza la hipótesis de conexiones culturales y comerciales con el Atlántico y el Mediterráneo.
Reflexión al Cruce de La Estrella
Mientras cruzamos La Estrella, es imposible no sentir el peso del tiempo y la riqueza de sus historias. Este pequeño pueblo, con su nombre cargado de significado, se erige como un faro que conecta las culturas del pasado con los misterios del mito. Ya sea como "El Castillo" o como un eco del Estrellero, Atlas, La Estrella es un lugar donde lo mundano y lo celestial se encuentran, dejando una huella indeleble en el corazón de La Jara.
Km. 26,900 - Abandonamos La Estrella por la carretera rural que conecta con Aldenueva de Barbarroya, adentrándonos en un tramo que no da tregua. Aquí comienza un Puerto de Tercera Categoría conocido como el Balcón de la Jara, una ascensión que desafía tanto a las piernas como al espíritu. Las rampas, empinadas y exigentes, se convierten en un verdadero campo de batalla, donde cada pedalada es una conquista contra la gravedad y la fatiga.
Km. 30,350 - Nuestro recorrido llega a un abrupto final. Una caída en el áspero hormigón, el desafío insalvable de rampas de hasta un 23% y el agotamiento acumulado nos obligan a dar media vuelta. Estamos a solo 1,12 kilómetros del objetivo, el Castro de la Sierra de la Estrella, pero el terreno, convertido en un verdadero Puertaco de Segunda Categoría, nos deja sin margen. La cima y su historia quedan como una promesa no cumplida, un misterio que nos llama a regresar otro día mejor preparados.
El Castro de la Sierra de la Estrella: Fortaleza de los Vettones
En la mayor elevación de la Sierra Ancha se alza este castro, un vestigio que conecta el pasado vetón con la rica historia de La Jara. Aunque la influencia hispanomusulmana del cercano enclave de Vascos genera ciertas ambigüedades en su interpretación, las características arqueológicas apuntan a un origen claro en la II Edad del Hierro, con posibles raíces en el Bronce Final.
Arquitectura y Sistema Defensivo
- Murallas Monumentales: Construidas con cuarcita, estas defensas presentan un doble paramento de mampostería en seco con un relleno de piedras, alcanzando más de dos metros de altura en algunos tramos.
- Aprovechamiento Natural: El diseño del castro se adapta perfectamente al entorno, utilizando las pendientes de la sierra como barrera natural y reforzando los puntos vulnerables con contrafuertes.
- Accesos: Aunque no se han identificado con precisión, es probable que las entradas siguieran las formas típicas de los castros vetones, como accesos en embudo o en esviaje, diseñados para dificultar el asalto enemigo.
Datación y Comparativas
La ausencia de cerámica superficial dificulta una datación exacta, pero las similitudes con otros asentamientos vetones, como Las Cogotas o Mesa de Miranda, sugieren una ocupación temprana dentro de la Edad del Hierro. Estos castros comparten:
- Ubicaciones Estratégicas: Siempre en puntos elevados, con vistas amplias y fácil defensa.
- Técnicas Constructivas: Murallas robustas con un diseño que refuerza la protección y delimita el espacio habitable.
Importancia Histórica y Contexto Regional
El historiador Fernando Jiménez de Gregorio lo considera uno de los castros más relevantes de la región, posiblemente el segundo en importancia después de los oppida, grandes centros de poder en el esquema tripartito del poblamiento vetón.
Posibles Funciones del Castro:
- Control Territorial: Desde su posición, el castro dominaba la comarca, sirviendo como puesto defensivo y centro administrativo.
- Refugio: Durante conflictos, habría actuado como bastión para las comunidades circundantes.
- Conexión con una proto - Vascos: Aunque de cronologías diferentes, la proximidad con el enclave hispanomusulmán podría sugerir una reutilización o influencia cultural.
Aunque no alcanzamos la meta, el esfuerzo realizado y la historia aprendida durante el ascenso hacen que esta parte del recorrido tenga un valor especial. El castro, con sus imponentes murallas y su misterio aún por desentrañar, nos deja con el deseo de volver, mejor preparados, para completar la travesía y descubrir de cerca lo que esta joya histórica tiene por ofrecer.
Km. 32,880 - Retornamos a la carretera rural, dejando atrás el desafío de la montaña. Nos invade la sensación de haber sido vencidos, como si el peso de la ascensión hubiera sido tan implacable como la carga que soportó Atlas, el Estrellero. Aún así, en cada pedalada sentimos una lección subyacente, recordando las palabras de Marco Aurelio: "El secreto de toda victoria reside en los detalles menos obvios." Quizás no estuvimos a la altura esta vez, pero con el compromiso de regresar, sabemos que la montaña nos espera, no como un enemigo, sino como un maestro.
Km. 35,810 - Nos desviamos a la izquierda, tomando el antiguo camino que unía Las Fuentes con Azután. Esta vía de comunicación de dominio público, con referencia catastral 45065A001090040000PR, nos lleva hacia la finca de Las Cucañas. Sin embargo, este tramo nos enfrenta a un contraste inquietante: la riqueza patrimonial e histórica del entorno y las restricciones modernas que marcan el acceso a la Ciudad de Vascos, limitadas a ciertas fechas y horarios.
Las Cucañas y la Ciudad de Vascos: Una Historia de Restricciones
La finca de Las Cucañas, en manos de la familia Cavestany Corsini, revela una de las razones de estas limitaciones. Esta estirpe, conocida como "La Tribu", es un ejemplo emblemático de las élites tradicionales que dominaron el panorama social y político español durante el franquismo y buena parte del siglo XX.
La Tribu Corsini:
- Orígenes y Poder: La familia Cavestany Corsini pertenece a esa aristocracia que se desenvolvía entre los salones de la alta sociedad y los titulares de publicaciones como el ABC y Hola.
- Propiedad Privada y Patrimonio Común: Aunque su propiedad sobre vastas extensiones de tierra es incuestionable, también lo es la paradoja de que un patrimonio histórico como la Ciudad de Vascos esté condicionado por intereses privados.
- Un Enclave Hispano-Musulmán: La Ciudad de Vascos, uno de los asentamientos más significativos de la región, es un lugar que guarda secretos de la época califal, con sus mezquitas, murallas y torres que han resistido el paso del tiempo.
- Acceso Condicionado: Las limitaciones impuestas sobre el acceso a este tesoro arqueológico ponen de manifiesto la tensión entre la preservación del patrimonio y los derechos de propiedad privada.
La presencia de familias como los Corsini, que encarnan un poder que atraviesa décadas, plantea una cuestión: ¿cómo equilibrar los intereses privados con el acceso y la conservación del patrimonio común? Lugares como la Ciudad de Vascos, con su inmenso valor cultural e histórico, deberían estar disponibles para la sociedad, para aprender y conectar con el pasado.
A medida que continuamos pedaleando, no podemos evitar reflexionar sobre el contraste entre lo que representa esta tierra: una historia compartida por todos y una realidad contemporánea marcada por restricciones. Si algo nos enseña el camino es que, como ciclistas y como ciudadanos, siempre habrá desafíos por superar, ya sea en una montaña o en la lucha por proteger y democratizar nuestro patrimonio cultural.
“A cuarto de legua de Fuentelapio estan ciertos edificios arruinados e caidos, a donde se dice haber sido una ciudad que se llama Bascos, cuyas muralla e cerca estan hoy enteras de cal e canto […]” Relaciones Topográficas de Navalmoral y Fuentelapio (23/03/1576)
Km. 40,600 - Y finalmente llegamos a los pies de las imponentes murallas de la Ciudad de Vascos, un enclave arqueológico que domina el paisaje con su trazado ovalado y su fascinante historia. Este antiguo asentamiento, que abarca unas ocho hectáreas, debió albergar en su apogeo a unos 3.000 habitantes, según estimaciones basadas en densidades de población similares. La ciudad, silenciosa y majestuosa en su decadencia, nos invita a recorrer sus calles y descubrir los secretos de un pasado lleno de enigmas y riqueza cultural.
Un Testimonio de la Época Andalusí y Más Allá
La Ciudad de Vascos es un palimpsesto arqueológico que refleja la continuidad y transformación de la ocupación humana a lo largo de los siglos. Desde sus raíces prehistóricas hasta su abandono tras la conquista cristiana, este lugar cuenta historias de adaptaciones, conquistas y misterios aún por resolver.
Un Nombre Cargado de Incógnitas
El origen del nombre "Vascos" sigue siendo un rompecabezas:
- Teoría Vaccea: Algunos sugieren que el nombre deriva de los vacceos, un pueblo prerromano, pero sus territorios se encuentran lejos de región. Esta fue tierra de vettones, ese pueblo que pobló el castro de la Sierra de la Estrella. Por lo que no tendría ninguna lógica que los vacceos tengan vinculación con este lugar.
- Propietarios Medievales: Otra hipótesis lo vincula con un antiguo apellido de propietarios de la zona.
- La hipótesis más aceptada entre los expertos es que "Vascos" sea una derivación fonética de una palabra árabe, dado que la ciudad fue una fundación omeya
Sea cual sea su origen, el nombre es un eco de las culturas que han transitado por estas tierras, y es posible que nunca sepamos el significado de su nombre.
Un Centro Metalúrgico Estratégico
Las excavaciones, iniciadas en 1975, han revelado la relevancia de Vascos como un centro de producción metalúrgica.
- Hornos y Talleres: Los restos de hornos sugieren una economía basada en la transformación de metales.
- Recursos Mineros Cercanos: La proximidad a minas en Sierra Jaeña habría sido un factor crucial para su fundación.
Fortificaciones y Urbanismo Andalusí
Las murallas ciclópeas de Vascos, aunque no especialmente altas, destacan por su robustez y técnica constructiva, con distintas fases que reflejan la evolución histórica del enclave.
- Trazado: La ciudad tiene un diseño ovalado, protegido por murallas que se integran con el terreno natural para maximizar su defensa.
- Infraestructura Urbana: Dentro de sus límites, se han identificado viviendas, una mezquita, baños y calles estrechas que hablan de un diseño pensado tanto para la defensa como para la vida cotidiana.
Las Fases de Vascos
- Protohistoria: Aunque no hay restos directos de la Edad del Bronce en Vascos, las estelas de guerrero halladas en La Jara indican una actividad cultural significativa en la región.
- Época Romana: Los hallazgos romanos, aunque muy limitados, sugieren que Vascos estuvo habitado como parte de la red de control del Imperio.
- Periodo Visigodo: La presencia de un tenante de altar en forma de Tau es una de las pocas evidencias que vinculan Vascos con este periodo, pero sugiere continuidad en el poblamiento.
- Época Andalusí: La fase más documentada y de mayor esplendor. Fundada en época omeya, la ciudad alcanzó su auge durante los reinos taifas como centro militar y metalúrgico de la taifa de Toledo.
- Periodo Cristiano: Tras la conquista por Alfonso VI, Vascos fue abandonada. Curiosamente, la antigua mezquita se reutilizó como cementerio cristiano, un reflejo de la superposición de culturas.
Enigma y Encanto en Ruinas
A pesar de su estado ruinoso, la Ciudad de Vascos conserva un encanto que va más allá de sus murallas y restos. Caminar por sus calles es sumergirse en el tiempo, imaginar las vidas de sus habitantes y sentir la conexión con un pasado que aún susurra entre las piedras.
Llegar a Vascos es más que un punto en el recorrido; es un logro y un privilegio. Este enclave, con sus murallas imponentes y su rica historia, es un recordatorio de la complejidad de las civilizaciones que nos precedieron. A medida que continuamos nuestra ruta, llevamos con nosotros no solo las imágenes de sus ruinas, sino también la responsabilidad de proteger y valorar este patrimonio único.
“[…] una villeta que llaman los labradores la ciudad de Vascos, que está cercada de cal y piedra labrada, lo más de ello en cuadra de muy hermoso muro. Aunque no es ancho tiene una sola puerta y junto a la agua está una fortaleza terriza […]” Relaciones Topográficas de Talavera de la Reina (01/04/1576)
Km. 40,900 - Atravesamos las, ahora, calles desiertas de la Ciudad de Vascos, ahora un eco de lo que alguna vez fue una ciudad próspera y fortificada. Al llegar a la alcazaba, ubicada en el punto más alto del cerro, dejamos las bicicletas junto al camino, apoyadas en lo que fue el rellano de una de estas viviendas, casi como un gesto de respeto hacia esta ciudad histórica que alguna vez albergó una mezquita secundaria en su interior.
Con su planta rectangular de 6,40 por 2,80 metros, la estructura de la mezquita secundaria nos recuerda la importancia de la religión en esta sociedad. Sin embargo, su ubicación estratégica en el corazón de la fortaleza subraya que esta ciudad fue, ante todo, un bastión militar diseñado para resistir los avatares de un tiempo convulso.
Defensa y Función Militar
La función militar de Vascos queda patente en varios aspectos:
- Murallas Imponentes: Rodeando el perímetro de la ciudad, estas estructuras ciclópeas reflejan la necesidad de protección frente a posibles incursiones enemigas.
- La Alcazaba: Como núcleo defensivo y símbolo del poder, la alcazaba albergaba las edificaciones más significativas y servía de último refugio en caso de ataque.
- Cuerpos de Guardia: Junto a las puertas de la muralla, los restos de estas instalaciones refuerzan la idea de una ciudad siempre en alerta.
De Poblado a Ciudad: Evolución de Vascos
Las excavaciones arqueológicas, iniciadas en 1975, revelan que la Ciudad de Vascos no nació como urbe. Fue en su origen un pequeño asentamiento enfocado en la producción metalúrgica durante la época omeya (siglo VIII). Su proximidad a las minas de oro y hierro de Sierra Jaeña fue probablemente el motor de su fundación.
Transformación durante los Reinos Taifas (siglo XI):
- Carácter Urbano: Bajo el dominio de la taifa de Toledo, Vascos creció en tamaño y complejidad, convirtiéndose en un centro militar y administrativo.
- Estructuras Urbanas: Aparecieron viviendas, baños, hornos y talleres, evidencias de una vida urbana vibrante.
- Importancia Estratégica: Su ubicación controlaba rutas comerciales y militares vitales, además del paso del río Tajo hacia Gredos.
El Declive: Misterios del Abandono
El siglo XI marcó el final de la Ciudad de Vascos, coincidiendo con las campañas de Alfonso VI para tomar Talavera y Toledo. Las razones de su declive son inciertas, pero se especulan dos posibilidades principales:
- Decisión Estratégica: Los musulmanes podrían haber optado por abandonar la ciudad para evitar un enfrentamiento directo con las tropas cristianas.
- Destrucción: Otra posibilidad es que la ciudad fuera atacada y saqueada durante la Reconquista, quedando en ruinas.
Aunque las fuentes andalusíes guardan silencio sobre Vascos, hay menciones posteriores que iluminan su legado:
- Libro de la Montería (siglo XIV): Describe el "berrocal de Vascos" como un coto de caza de osos en invierno, lo que indica que ya estaba despoblado para entonces.
- Relaciones Topográficas de Felipe II (1576): Testigos locales mencionaron "edificios arruinados" y murallas aún en pie, destacando la fortaleza junto al agua.
Interpretaciones de Investigadores:
- Félix Hernández Giménez: Sugiere que Vascos podría identificarse con Nafza, una ciudad bereber mencionada en fuentes árabes.
- Ibn Galib (siglo XI): Su mención de Basak, un distrito cercano a Talavera, ha llevado a algunos a relacionarlo con Vascos por proximidad geográfica y similitud fonética.
Un Legado de Piedra y Misterio
Hoy, la Ciudad de Vascos se erige como un lugar que combina historia y enigma. Sus murallas, calles y restos arquitectónicos narran una historia de prosperidad, transformación y abandono, pero también invitan a la exploración y el aprendizaje.
Km. 44,750 - Abandonamos la Ciudad de Vascos, llevando con nosotros la impresión de sus imponentes murallas y la carga de su enigmática historia. Retomamos el Camino de las Fuentes a Azután, una ruta cargada de significado que nos conduce a través del tiempo, pasando por el despoblado de Fuentelapio. Este lugar, cuyo nombre deriva del latín lapideum —"de la lápida"—, resuena con ecos de un pasado romano, marcado por el hallazgo de un ara votiva dedicada a Júpiter Libertador.
Las Relaciones Topográficas de Felipe II (1576) nos proporcionan un testimonio único sobre la proximidad entre Fuentelapio y Vascos, separados apenas por un cuarto de legua. Esta cercanía sugiere una conexión inevitable.
Durante el siglo XV, Fuentelapio gozaba de cierto grado de autonomía con Ayuntamiento Propio; Contaba con su propio gobierno local y una iglesia dedicada a San Bartolomé.
En este punto de nuestro recorrido, giramos a la izquierda, tomando el camino que conectaba Fuentelapio con Navalmoralejo. Este sendero, que en tiempos modernos sirve como acceso en coche a la Ciudad de Vascos, nos ofrece un contraste entre pasado y presente. Su estado refleja el desgaste del tiempo y la necesidad de revitalizar las infraestructuras que conducen a un patrimonio tan valioso como Vascos.
Km. 46,250 - Regresamos a la Carretera CM-4100, girando a la derecha para trazar el último tramo que nos conducirá de vuelta al punto de inicio. El camino, aunque conocido, se siente distinto tras la experiencia vivida. Cada kilómetro recorrido guarda una memoria, una historia rescatada del polvo del tiempo.
Km. 53,100 - Finalmente, alcanzamos el Puente sobre el río Tajo, aquel que nos dio la bienvenida al inicio de esta travesía. Hacemos una pausa en su centro, donde el río refleja el cielo y nuestras siluetas, como testigo eterno de los pasos que han cruzado este puente a lo largo de los siglos.
Con la satisfacción de haber completado el recorrido, nos permitimos un momento para reflexionar. Este no ha sido solo un viaje físico, sino un descenso al pasado: dólmenes ancestrales, castros vettones, ciudades olvidadas y la persistente huella de un mito tan fascinante como la Atlántida.
Mientras el agua fluye bajo el puente, llevamos con nosotros algo más que cansancio en las piernas y polvo las ruedas de nuestras bicicletas. Llevamos la conexión con un territorio que esconde en sus paisajes las cicatrices y los logros de innumerables generaciones. Cada ascenso, cada desvío, cada parada, ha sido un encuentro con las raíces de una tierra que mezcla la realidad con el mito, invitándonos a explorar no solo sus caminos, sino sus enigmas.
Epílogo: Reflexiones Sobre un Viaje a las Huellas de la Atlántida
Al concluir nuestro recorrido por las sendas de La Jara, queda claro que este viaje no solo ha sido un desafío físico, sino también una travesía profunda a través de la historia, la mitología y la arqueología. Cada kilómetro pedaleado nos acercó más a un legado oculto bajo el polvo de los senderos y las piedras milenarias, desenterrando fragmentos de un pasado que sigue susurrando historias de grandeza y misterio.
El viaje nos reveló que La Jara, con sus dólmenes, estelas de guerrero, castros vettones y ciudades-fortaleza, es mucho más que un paisaje de belleza natural. Es un escenario donde el mito de la Atlántida cobra vida, entrelazándose con las evidencias tangibles de civilizaciones antiguas que dejaron su impronta en estas tierras. Desde los guerreros-toro hasta las minas de cobre, todo apunta a una región que estuvo en el epicentro de movimientos culturales, económicos y simbólicos que hoy podemos apenas imaginar.
A pesar de los logros y descubrimientos, este primer viaje apenas ha arañado la superficie de los enigmas que guarda La Jara. La Atlántida, ese eco lejano del Critias de Platón, sigue siendo un faro que nos invita a explorar más allá de lo evidente. Los misterios permanecen, desde las raíces del nombre "La Estrella" hasta las conexiones entre los dólmenes y el simbolismo astronómico.
Por ello, este epílogo no marca un final, sino un nuevo comienzo. Una segunda edición de este viaje ya se perfila en el horizonte, prometiendo desvelar más secretos escondidos en las colinas, los arroyos y las antiguas rutas de esta tierra. Nuevas rutas, nuevas investigaciones y nuevas teorías nos aguardan.
La Atlántida puede o no haber existido como Platón la describió, pero en este rincón de Toledo, su espíritu vive en las historias que estas tierras aún tienen por contar. Sigamos pedaleando, explorando y soñando, porque en cada curva del camino hay una posibilidad de descubrir un fragmento más de esta épica sin fin.
Nos vemos en el próximo capítulo de esta aventura por las huellas de la Atlántida.